René de Jesús Garduño, maestro jubilado, luce feliz. Sonríe a sus compañeras, hace comentarios y vuelve a sonreír. Él y 11 jubiladas más recibieron su constancia de estudios de computación que ofreció el Centro Cultural y Deportivo del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), para que adultos mayores aprendan a utilizar las nuevas tecnologías, pues, como dice don René, “nunca es tarde para aprender”.

Originario de Iguala, Guerrero, René se jubiló hace 13 años, señala que sus conocimientos de cómputo eran básicos, pues en las escuelas donde trabajó usaban ciertos programas, pero donde sólo era de darle “Enter” y “Siguiente pregunta”, eran programas preestablecidos.

“Aquí es general (el conocimiento) hay que saber hacer un escrito, mandar un mensaje, tener un correo electrónico, recibir correos, y todo eso, yo lo sabía. Hay computadora en la casa, por mis hijos, mis nietos, pero no sabía”, apunta el maestro jubilado de 68 años de edad, quien tenía que pedir ayuda a sus hijos o nietos, para hacer un trámite vía electrónica.

Ahora, cuando se van todos los hijos (cuatro en total, tres hombre y una mujer) y lo dejan solo a él y su esposa, María de Lourdes Ledesma, se hizo importante “perderle miedo a la máquina”, porque indica que es miedo a que se borre algo y se descomponga. “En general no sabía nada, para hacer un escrito. Los programas de la USEBEQ son preestablecidos”, asevera.

La mesa donde se colocarán las autoridades del ISSSTE, encabezadas por el delegado, Sergio Blanca Álvarez, está lista. La emoción de los 12 jubilados, de los cuales 11 son mujeres, esperan el inicio de la ceremonia, donde recibirán sus constancias. Es un día especial, pues dan un paso para estar a tono con el mundo que cambió de manera muy rápida en los últimos 30 años en el aspecto tecnológico, dejando rezagada a una buena parte de la población. René está sentado casi al centro de todas sus compañeras. Todos los graduados lucen satisfechos por su logro.

René recuerda que llegó a Querétaro en 1969, cuando en unas de las competencias que hacían las normales que se realizaría en Ciudad Guzmán, Jalisco, pero se detuvieron en Querétaro, ciudad que le gustó mucho por el clima y la tranquilidad. Cuando terminó la carrera, a él y 800 egresados más les preguntaron dónde les gustaría trabajar, por lo que él como primera opción Querétaro, y fue aceptado.

Explica que aquí le fue muy bien en su profesión, pues trabajo nunca le faltó, además de que aquí formó una familia, que es originaria de la entidad. Nunca deseó regresar a su natal Iguala.

“Cuando llegué a Querétaro, en 1969, era sólo el Centro Histórico, y unas cuantas colonias alrededor, incluso el Cerro de las Campanas estaba despoblado, todo era más tranquilo, la gente era buena”, añade. Nunca añoró regresar a su tierra. De charla animada y entusiasmado por el logro obtenido este día, René comenta que se enteró del curso a través del periódico, artículo que consume a diario, por lo que se decidió, junto con su esposa, preguntar por los cursos y aprender.

Precisa que el curso fue un poco cargado de técnicas y conceptos, que le llevó mucho tiempo de estudio, pero aún así, se dice satisfecho con los conocimientos y habilidades desarrolladas, pues le permitirá comunicarse de manera práctica y acercarse a la gente.

Apunta que las computadoras sirven para comunicar mejor a la gente, no así lo teléfonos celulares, pues, dice, ahora es común acudir a fiestas y reuniones donde nadie platica, pues todos tienen la atención puesta en los celulares.

Uno a uno, los participantes del curso son llamados para recibir sus constancias. Aprovechan para agradecer el delegado Blanca Álvarez el apoyo, y le dicen que esperan el curso avanzado. El funcionario sonríe y asegura que vendrá el avanzado y otros cursos más para quienes tengan el interés de aprender los fundamentos de la computación.

En la última fila de sillas dispuestas para el protocolo, cuatro jóvenes, tres mujeres y un hombre, observan con una sonrisa en el rostro. Permanecen discretos. Una de ellas, de larga cabellera y vestido a rayas, incluso con cierta timidez, recibe el reconocimiento como capacitadora, como una de los alumnas de la UAQ que enseñaron a los jubilados computación.

Cuando se les nombra, sus alumnos les aplauden de manera efusiva, mezclando unos “bravos” entre los mismos. Sin ellos el curso no hubiera sido posible. Son jóvenes que transmiten conocimientos a los mayores, aunque el aprendizaje fue recíproco de una u otra manera.

René platica también que pertenece a un grupo de danza folclórico, que le permite junto con sus compañeros salir a bailar a las diferentes festividades de los municipios queretanos, e incluso a otras entidades del país, como Monterrey, Morelos, Oaxaca, San Luis Potosí, entre otros. “Es importante seguir aprendiendo”, abunda.

“Nosotros hemos convivido con grupos de jubilados de Oaxaca. Hemos ido a Oaxaca, ellos han venido aquí. Han venido de Morelos… conoces otra gente, otras costumbres, comida, la música”, subraya.

Puntualiza que ahora que sabe usar una computadora, el siguiente paso es abrir sus cuentas en las redes sociales, como Twitter y Facebook, “ni modo de quedarse dormido”, ante estas tendencias, lo que lo ayudará a estar en mayor contacto con su hijos y nietos, quienes no los visitan tan frecuentemente, pero a través de la tecnología podrán estar en mayor contacto.

Las felicitaciones por parte de Blanca Álvarez y sus funcionarios no se hacen esperar. También a los jóvenes universitarios que compartieron sus conocimientos con los adultos mayores, pues como dice el mismo delegado de la dependencia, este programa no se hace en otra delegación, más que en Querétaro, por lo que es un programa único en su tipo a nivel nacional.

“Ustedes pueden todavía dar mucho a esta institución, a este país, que estén conectados, que tengan su página de Facebook, que tengan Twitter… esto ya no es un lujo, es una necesidad. Se dice que el nuevo analfabetismo es el de quienes no manejan una computadora”, precisa.

Por su parte, Armando Hernández Zamora, jefe del Centro Cultural y Deportivo del ISSSTE, apunta que esta es la primera generación de derechohabientes que recibieron una capacitación de alumnos universitarios que cumplieron a la vez su servicio social, capacitando a los jubilados, para facilitarse su vida diaria.

Los graduados sonríen y muestras orgullosos sus constancias mientras posan para las lentes de los fotógrafos que inmortalizan el momento. Alumnos y capacitadores, tras la foto, platican, se despiden o se dicen sencillamente hasta luego. O quizá un “te busco en el Face”.

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