Zacatecas.— A María la alertó el llanto y temblor de Nena cuando le ponía el pants escolar. Al principio creyó que se trataba de un berrinche de su hija de seis años y la convenció de que fuera a la escuela; sin embargo, en las noches la niña comenzó a tener pesadillas, y entre sueños gritaba: “¡Déjame! ¡Suéltame! ¡Me quiero ir con mi mamá!”.

El cambio brusco en la conducta de la menor alarmó a la mujer, quien buscó la forma de que su hija le platicara qué estaba pasando. Entonces, supo que Nena fue abusada sexualmente por el maestro de Educación Física.

Fue un trago amargo, dolor e impotencia, dice María (quien pidió que a ella y a su hija no se les identificara con su nombre real). Añade que platicó con su esposo de la situación y optaron por sacar de inmediato a Nena de la primaria Benito Juárez, ubicada en la capital del estado; acudieron a la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas para denunciar al profesor por el delito de abuso sexual y notificaron la situación a las autoridades educativas.
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La familia colapsó

El abuso sexual a la menor ocurrió a finales de septiembre. A raíz de éste, la familia ya no es la misma: la niña no se ha adaptado a la nueva escuela, llora mucho y todo le asusta. La impotencia invade a sus padres, al percatarse de que las investigaciones tanto penal como administrativa van lentas.

Para evitar que se proteja al agresor o se dé carpetazo al asunto, decidieron hacerlo público.

“A mi hija la veía mal cuando le tocaba Educación Física: lloraba, temblaba y decía que no quería ir a la escuela. Yo le preguntaba qué le pasaba, pero sólo decía que nada. Así pasaron los días, pero mi inquietud era mayor, porque mi hija también se ponía mal por las noches”.

A la siguiente semana, las señales fueron más alarmantes —platica la madre—, “era martes y, al salir de clases, la encontré llorosa, al llegar a casa le pedí que me contara qué le pasaba; me respondió que el profe de Educación Física la asustaba. Luego relató que su maestro se la llevó a una barda y le dijo que en esa pared estaban unos monos diabólicos que se le meterían a sus muñecas y la matarían”. También comentó que “el maestro le mostró su pene y la obligó a tocárselo. Cuando lloró, el maestro la dejó irse, pero le advirtió que si le contaba a alguien, la reportaría por mala conducta”.
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El 2 de octubre se interpuso una denuncia en la fiscalía y, al día siguiente, los padres de la víctima fueron a la primaria con el director para denunciar al profesor. Por errores y omisiones les dijeron que no se podía proceder porque había una confusión, esto molestó a la familia, y los directivos consideraron que los padres se habían retractado y que no continuarían con el proceso.

Sin embargo, María dice que no van a desistir, y a raíz de la denuncia pública han tenido reuniones con las autoridades educativas y exigen que se castigue al agresor.

Conductas recurrentes

En los tres años del actual gobierno, las autoridades educativas estatales han realizado 23 rescisiones contractuales derivadas de investigaciones por conductas lascivas, de las cuales, siete están en proceso, de acuerdo a la información de la Secretaría de Educación de Zacatecas.

Detalló que tres casos fueron por hostigamiento sexual ejercidos por profesores de los niveles primaria, secundaria y preparatoria, así como cuatro de abuso sexual (dos en secundaria y dos en preescolar).

En entrevista con EL UNIVERSAL, Gema Mercado Sánchez, secretaria de Educación, respecto al caso de Nena precisó que el profesor fue separado del cargo desde el 14 de octubre. Detalló que la denuncia se recibió el 3 de octubre en la escuela por ser la primera instancia, misma que se turnó a un Consejo Técnico Escolar como lo marcan los protocolos, pero desde el día 11, la investigación está en manos de la Dirección Jurídica de la Secretaría de Educación de Zacatecas por tratarse de un caso de abuso sexual. 

Por su parte, Fátima Encina Arroyo, fiscal especializada en Atención de Delito contra las Mujeres por Razones de Género, que depende de la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas,  destacó que hay un gran avance en la indagatoria y pronto podrían notificar el resultado a la familia de la menor.

Explicó que la investigación se inició por el delito de abuso sexual, que tiene una pena de uno a tres años de prisión, pero no se descarta que podrían configurarse otros, como el de hostigamiento sexual, por tratarse de una persona con jerarquía sobre la víctima menor de edad, cuya sanción va de tres a siete años de prisión.

Añadió que no hay un tiempo definido en las dos instancias para concluir con las pesquisas, ya que pueden durar hasta tres meses, debido a que en estos casos se requiere aplicar exámenes sicológicos, médicos y periciales, pero en ambas situaciones aseguran que han dado atención a la víctima y su familia.

Para la prevención, las autoridades educativas han implementado una serie de capacitaciones al magisterio: “Lamentablemente vivimos en una cultura patriarcal y machista que genera una violencia de género muy grande en la sociedad”, lamenta Gema Mercado.

La pronta atención

Noelia de Luna Medina, psicoterapeuta infantil, precisó que en los casos de abuso sexual y violación no sólo es necesario brindar atención inmediata a la víctima , sino también intermitente, acompañada de la terapia familiar.

Mencionó que le tocó atender a una niña de tres años violada y, en estos casos, la detección es la sintomatología de estas pequeñas víctimas, como cambios de comportamiento, miedo, bajo rendimiento escolar, incluso, agresividad y autolesiones, por eso, advierte que si no reciben un proceso sicoterapéutico completo (fase inicial, intermedia y final), pueden presentar recaídas y posiblemente en la adolescencia se les convierta en trastorno mental.
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A Noelia de Luna le ha tocado aplicar un proyecto en una escuela con el objetivo de capacitar a directivos, maestros y padres de familia para la detección temprana de abusos sexuales infantiles, porque desde el momento que un niño tiene problemas de aprendizaje o cambios de comportamiento, asienta, es un signo de alerta que debe atenderse.

Incluso, consideró que conductas de timidez, baja autoestima y miedo pueden ser detectables por el abusador, quien está en busca de esos perfiles, ya que los estudios señalan que un gran porcentaje éstos también fueron abusados en su niñez.

En suma, consideró que urge empoderar a los niños al darles el valor, la atención y respeto que deben tener por parte de los adultos.

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