La pasión de Belén Concepción Urbán Cortés es la pirotecnia pero también la panadería, ya que elabora un exquisito pan de muerto, como se acostumbra en Tultepec, una comunidad de grandes tradiciones.

“Muchísima gente de Tultepec elabora el pan de muerto, porque son herencias de familia. En este caso yo no era pandera, yo no me dedicaba a esto. Mi familia es pirotécnica, entonces es lo que a mí me gusta, es mi pasión”, afirmó.

Añadió: “La mayoría de personas que hacen el pan fue heredado de sus padres, de sus abuelitos. De hecho aquí, esto se heredó del padre de mis hijos, el bisabuelo, su abuelo, su padre, hasta ahorita. Mis hijos no lo tomaron, porque a final de cuentas los caminos se hicieron por otro lado. Ellos son artesanos en otra manera. Esto es un pan enteramente artesanal”.

Doña Belén elabora el pan de muerto en su domicilio del barrio Santa Isabel, en el centro de Tultepec. El pan que elabora es tan exquisito, que no sólo lo hace en temporada de Día de Muertos, sino que le hacen pedidos para novenarios de difuntos e incluso para festejar cumpleaños.

En un cuarto amplio habilitado como cocina se elaboran panes con forma de pescado, borrego, corazones, árboles de navidad y hasta alebrijes.

“El papá de mis hijos es panadero de tradición, pero a final de cuentas nos separamos y se quedó parado el negocio. Yo lo tomé por necesidad, la necesidad me hizo aprender. Lo veía yo, pero no sabía. Y eso fue lo que me impulsó, la misma necesidad y el querer comer algo sabroso, es lo que nos llevó a este pan”, mencionó.  Desde hace 17 años cocina el pan tradicional.

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“Aquí en el pueblo anteriormente se usaba nada más para la fecha de muertos. En mi caso, cuando hay un difuntito, que económicamente está bien, pues se da el lujo de dar ese pan. Cuando tienen un rosario, que les tocó para un novenario, dan este pan. Cuando tienen un cumpleaños y quieren llevar pan, también. Ya se puede elaborar todo el año, no sé si todos lo elaboren, pero en mi caso, al día que lo pidan, nada más con cuatro horas de anticipación tienen el pan”, dijo.

En Tultepec acostumbran comer el pan de muerto con dulce de camote, también elaborado artesanalmente.

“Se compra leche, guayaba, canela, se hierve la pulpa de la guayaba con la canela y la fruta. Y ya hervido todo eso, se incorpora el camote y por último se le agrega la leche. Se empieza a sazonar hasta que pasen siete, ocho horas. Un camote no bien sazonado empiezan a salirse todos los componentes, mencionó.

La mujer reiteró que el pan de Tultepec es totalmente artesanal, con ingredientes de primera calidad. La canela es molida a mano y las nueces se parten una por una.

“Aquí hay que darle su tiempo. No se tiende otra masa hasta que no está terminada la otra, pasándose el tiempo no sabe igual el pan”, dijo.

“¿Cómo lo comemos?”, preguntó doña Belén. Enseguida partió el pan y puso encima el dulce de camote. “¿Quién dijo yo?”, volvió a preguntar y ofreció el pan con el dulce.

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