Al menos 200 empleados de confianza, que tuvieron su lugar de trabajo en Los Pinos —la que durante 14 sexenios fue residencial oficial del Presidente de la República—, han sido despedidos por la nueva administración, en reuniones que, se acusa, han sido humillantes y degradantes.

Los afectados piden reservar su identidad, por temor a que sus nombres sean “boletinados” y no puedan laborar en el sector público y, sin liquidación alguna, permanezcan en el desempleo. Advierten que un juicio laboral transcurre durante varios años y saben que están en desventaja económica para entablar su defensa.

“La arbitrariedad de la que hemos sido objeto, que no la sufrimos con ningún otro nuevo gobierno, no creo que sea del conocimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador”, dijo uno de los quejosos.

Derechos de antigüedad y de pensión fueron anulados, acusan, para personas que laboraron 20, 25 y hasta 30 años o más. Dicen que firmaron las renuncias que se les puso enfrente, dirigidas a la directora general de Recursos Humanos de la Presidencia, Yanina Castro Castellanos.

“Por así convenir a mis intereses y sin presión de alguna especie”, renunciaron empleados que pasan a las filas del desempleo, cuyas familias vivían de 3 mil pesos a la quincena, los de menores remuneraciones.

“No me reservo acción o derecho alguno de ejercer con posterioridad en la vía laboral, civil, penal o administrativa en su contra”, se establece en las “renuncias voluntarias” de quienes laboraban en Los Pinos.

Los trabajadores de los que se tiene reporte que fueron despedidos sin liquidación, laboraban en las oficinas de la Secretaría Particular del Presidente de la República, así como en la Coordinación de Comunicación Social.

En la Presidencia de la República, como en las Fuerzas Armadas, desde su institucionalización no ha habido trabajadores sindicalizados, por lo que quienes en ella han laborado tienen el estatus de “empleado de confianza”.

El 30 de noviembre, al concluir su labor los funcionarios de Peña Nieto, ninguna autoridad se presentó en Los Pinos a tomar el mando, tampoco el 1 de diciembre, y fue el pasado día 12 cuando algunos de los trabajadores se pusieron en contacto con el área administrativa de la Presidencia, que tiene sus oficinas en la colonia Roma.

Para la nueva Presidencia, los trabajadores de Los Pinos ya no deberían estar activos, más que nada porque allí ya es un centro cultural.

El 13 de diciembre fueron llamados y en una reunión se les presionó para que firmaran la renuncia, con fecha del 15 de diciembre y validez a partir del día 16.

Alejandro Álvarez Ramírez, de la nueva administración, es uno de los encargados de exigir las renuncias a los empleados y en una de las reuniones aseguró que “no se quedará nadie” del sexenio anterior.

arq

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