PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN

Siempre pendientes de la situación interna de México por las repercusiones que puede tener más allá de sus fronteras, la inteligencia y la diplomacia de Estados Unidos se enfocaron en la trayectoria política de Andrés Manuel López Obrador y colaboradores como Marcelo Ebrard y Alejandro Encinas en los últimos 20 años, según exponen documentos oficiales desclasificados por la plataforma WikiLeaks.

De acuerdo con un cuestionario del Departamento de Estado enviado a las representaciones del país vecino en la Ciudad de México y Monterrey en diciembre de 2009, clasificado como secreto y “Noform”, es decir, de distribución prohibida en el extranjero, a la entonces canciller Hillary Clinton y su equipo les interesaba saber “cómo podrían afectar el paisaje político” los esfuerzos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y otros institutos de izquierda para “unificarse” a nivel municipal, estatal y federal rumbo a los comicios de 2010 y 2012.

Redactado por Elissa G. Pitterle, directora de Operaciones de la Oficina de Inteligencia del Departamento de Estado, el cable enfatiza aclarar cuál era la relación entre López Obrador, Ebrard —ex jefe del Gobierno capitalino, designado por el virtual  presidente electo como  secretario de Relaciones Exteriores— Encinas, antecesor de Ebrard en la Ciudad de México, actualmente diputado local electo, y Juan Ramón de la Fuente, quien se desempeñaba como rector de la UNAM.

“¿Hasta qué grado estos individuos trabajan juntos o se están socavando mutuamente? ¿Cuánto apoyo tienen dentro del PRD y entre los partidos izquierdistas (del Trabajo y Convergencia) más pequeños? ¿Cuál es la percepción entre las bases de AMLO y Ebrard? ¿Qué otros grupos —sindicatos, movimientos sociales, etc— consideran que están entre sus simpatizantes?”, inquirió.

En la víspera de la visita que realizarán hoy a López Obrador y el presidente Enrique Peña Nieto  los secretarios de Estado, de Seguridad Interna y del Tesoro,  Mike Pompeo, Kirstjen Nielsen y Steven Mnuchin,  respectivamente, acompañados por Jared Kushner, yerno y asesor principal del presidente Donald Trump, resalta que el monitoreo se extendía a los planes de López Obrador en política exterior en caso de ganar los comicios de 2006.

Así lo demuestra un cable confidencial elaborado el 4 de mayo de ese año por Leslie A. Bassett, ministra-consejera política de la embajada en nuestro país, que encabezaba Tony Garza:

“Una vez más, AMLO abordó una política que sería consistente con los objetivos fijados por la Constitución mexicana y habló de una diplomacia que refleje las políticas internas, afirmando que México no podría discutir asuntos de seguridad o derechos humanos en el exterior si no fueran enfrentados apropiadamente en su interior. Describió una diplomacia ‘mesurada y prudente’, en la que México no asumiría el liderazgo y sólo participaría en soluciones a las amenazas globales dentro de los organismos internacionales, nunca unilateralmente”.

En su reporte sobre una reunión del Consejo Consultivo para el Proyecto Alternativo de Nación, dirigido por Porfirio Muñoz Ledo, ex embajador en Naciones Unidas y asesor del propio abanderado, Bassett, luego nombrada embajadora en Paraguay hasta este año, indicó que López Obrador también expresó su deseo de profundizar la integración económica y comercial con América Latina y el Caribe.

“Lo más fundamental de todo, estableció AMLO, es la relación bilateral de México con Estados Unidos, la que espera, será de respetuo mutuo y colaboración. AMLO dejó en claro que la relación sería su objetivo más importante, declarando a la audiencia que buscaría la forma de manejar mejor la cooperación, trabajar juntos para ‘organizar’ el fenómeno migratorio (al que considera el tema bilateral más importante) y hacer más para proteger los derechos humanos de los migrantes que buscan trabajo y los de aquellos que ya están en EU”, escribió.

El cable, transmitido a todas las sedes estadounidenses en México, así como al Departamento de Estado y las sedes en Caracas, Venezuela, agrega que “AMLO también estableció que sus propuestas de desarrollo económico servirían como apoyo para convencer a Estados Unidos de la necesidad de un acuerdo migratorio”.
Menos de dos meses antes, el 17 de marzo de 2006, otro reporte confidencial de Bassett a la cancillería en Washington dio cuenta del discurso que redactaba José María Pérez Gay para el acto que el día 21 de ése mes López Obrador presidió en Ciudad Juárez, Chihuahua, enfocado en su política exterior.

De hecho, asienta que Pérez Gay —académico, escritor, diplomático y traductor fallecido en 2013— aseguró a funcionarios políticos de la embajada estadounidense (que sólo son identificados por el acrónimo en inglés del cargo, Poloffs), que López Obrador se basaría “en una estricta interpretación de la Constitución, implicando un regreso a las posiciones no intervencionistas de México previas al actual presidente Fox”. Destaca asimismo que “AMLO discutiría un ´Nuevo Trato´ para México que genere oportunidades y por tanto mitigue la tendencia migratoria”.

Amigo personal

Pérez Gay, quien se distinguió en la investigación de la cultura del Imperio Austrohúngaro, es identificado como amigo personal de López Obrador y posible titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en su eventual gobierno; por entonces, recibía en su casa a visitantes de EU y de otros países.

Los Poloffs, continúa Bassett, “acordaron seguir proporcionando material desclasificado de respaldo a Pérez Gay acerca de los programas bilaterales de asistencia y otros asuntos. A su solicitud, también ofreceremos informes sobre los programas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), especialmente sobre la reforma judicial y otros temas. Con AMLO diez puntos adelante en las encuestas, no sería malo tratar de actualizar a su equipo respecto a nuestros programas bilaterales”.

Un mes antes, otro colaborador que llamó la atención de EU fue Rogelio Ramírez de la O, quien en su carácter de asesor económico de López Obrador resultó designado como inegrante potencial de su gabinete, “en un intento de calmar los temores de que sus políticas  serían demasiado radicales”, puntualizó un informe “desclasificado, sólo para uso oficial”, girado por la embajada en México a los departamentos de Estado, del Tesoro y de Comercio con fecha del 8 de febrero de 2006.

El documento señala que Ramírez de la O,  consultor y analista económico, director de la firma Economic Analysis for Company Planning (Ecanal), si bien respetado por numerosos expertos e inversionistas mexicanos y extranjeros, “que lo ven como un perspicaz pensador social y económico”, además de contar con el “voto de confianza” de Francisco Gil Díaz, en ese momento titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), no era considerado como su posible sucesor en la dependencia, dada su falta de experiencia en las finanzas públicas.

Otras fuentes, detalló, veían a Ramírez de la O como “candidato ideal” para sustituir a Eduardo Sojo en la coordinación de Asesores de Políticas Públicas del Ejecutivo, un cargo ex profeso creado por el presidente Vicente Fox. Agregó que “podría servir como un puente importante entre AMLO y la comunidad empresarial, ayudando a disminuir la preocupación de la segunda hacia el candidato populista”.

La personalidad de López Obrador es asimismo objeto del cable confidencial que Bassett dirigió a los departamentos de Seguridad Interna, del Tesoro, de Estado y de Comercio, así como al Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y los comandos Norte y Sur del Pentágono, el 18 de agosto de 2006, en plena crisis postelectoral en nuestro país.

Para su elaboración, se entrevistó a la historiadora Alejandra Lajous, autora de una biografía del ex candidato presidencial perredista, quien subrayó “la importancia de entender su personalidad como un prerrequisito para entender sus tácticas políticas. Lo describió como insular en sus puntos de vista, totalmente convencido de que está en lo correcto y reacio a exponerse a críticas potenciales”.

Sin dudas

Lajous, aseveró la comunicación diplomática, no  duda  que López Obrador “realmente creyó que se le había estafado la victoria electoral, incluso si la evidencia de fraude ofrecida hasta la fecha ha sido poco convincente”, y expresó que fue tal su esfuerzo personal en la campaña y en el movimiento de protesta que “su estructura emocional nunca le permitiría aceptar la derrota”.

La historiadora, añadió, expuso que no debería subestimarse el carisma personal de López Obrador como factor para mantener activo su movimiento.
Para ilustrar lo anterior, dijo que “el director de un noticiero de televisión” le confió que “siempre que envía a un periodista a cubrir a AMLO por un periodo extenso durante la campaña, el mismo termina convirtiéndose en un ´creyente´, sin importar que tan cínicas eran sus opiniones iniciales”.

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