El destino a donde se va después de la vida, es uno de los grandes misterios que ha intrigado a la humanidad desde siempre y para las culturas originarias de nuestro país, era un asunto de suma importancia ya que a diferencia de la visión que la religión católica añadió a nuestra cultura, donde dependiendo de las acciones realizadas en vida, se va al cielo, al purgatorio o al infierno. Para los mexicas existían nueve niveles del inframundo a superar para poder encontrar eterno descanso o un afortunado regreso a la vida.

El inicio de este ultimo viaje, tenía mucho que ver con la forma en que la persona moría, ya que no compartían el mismo destino un guerrero muerto en batalla o una mujer muerta en su primer parto que alguien que moría de causas naturales o de algún accidente.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Enrique Ortíz García, divulgador de la historia de México y que encabeza el proyecto de difusión cultural Tlatoani Cuauhtémoc @Cuauhtemoc_1521 en Twitter nos cuenta como era para la cultura mexica este último viaje.

"La forma en que morían representaba su tipo de vida, su oficio y dependiendo de cómo morían era el lugar al que iban" asegura el cronista.

El primer lugar era relacionado con Tlaloc, "los adultos que morían ahogados, por gota, por hidropesía, por un rayo o algo relacionado con el agua, iban a los que era el Tlalocan, es el paraíso regido por Tláloc, Dios del Rayo, de la lluvia y de los terremotos, y está situado en la región oriental del Universo, actualmente Monte Tláloc en Texcoco. Era el paraíso perfecto para un agricultor, en este espacio abundaba la lluvia, la neblina, la germinación de todo lo que era vegetal" relata Ortíz García.

El segundo lugar era el Tonatiuhichan, para llegar a este lugar tenían que morir en batalla, sacrificado o las mujeres que morían durante su primer parto. Todos los guerreros muertos en batalla o sacrificados acompañaban al sol hasta medio día, labrando cantos y danzas, después del ocaso lo acompañaban las mujeres que morían en su primer parto, de la misma forma acompañaban a Tonatiuh con danzas y cantos. Los guerreros pasaban en este recinto solar cuatro años, posteriormente regresaban a la tierra en forma de colibríes o aves de plumajes preciosos. Porque para los mexicas no había mayor placer en la vida que estar oliendo el perfume de las flores y vivir de su néctar.

El tercer lugar donde iban las personas adultas que morían era el Mictlán, la casa de todos, también le llamaban así, este lugar era el noveno nivel.

Quienes iban a este lugar, eran las personas que morían de causas naturales, los que fallecían de vejez, o de alguna enfermedad que no estaba asociada ni a la guerra ni al sacrificio ni al agua. Era regido por Mictlantecuhtli, el señor del Mictlán y Mictlancíhuatl que era la mujer del Mictlán, para llegar a este lugar se tenían que pasar diferentes niveles, lo que eran los nueve inframundos para llegar al noveno que eran donde los esperaban estos señores.

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