Una señora mató a sus hijos y se suicidó porque se enteró de que su esposo tenía otra pareja en Estados Unidos. El comentario ha recorrido San Juan del Río desde el jueves pasado, una ciudad que ha crecido significativamente en los últimos 10 años, pero en la que situaciones como estas se divulgan y platican por todos los lugares.

Sin embargo, en esta ocasión el tema se evita en la colonia Haciendas de San Juan, al oriente de la ciudad, en la que ocurrieron los hechos, donde Guadalupe, la madre de los menores, vivía con sus hijos y con su mamá en una casa de interés social en la calle Hacienda Carranco.

Frente a la vivienda hay un parque y la zona ha tenido situaciones graves de inseguridad.

Hace unos meses, los vecinos intentaron linchar a un joven que ingresó a una vivienda a robar; la policía intervino y la situación se calmó, pero desde entonces los habitantes viven a la expectativa de que ocurran cosas que les afecten.

El jueves por la mañana, Guadalupe acompañó a su mamá a la parada del camión, la apuró para que saliera de su casa cerca de las siete de la mañana. Al llegar el autobús se despidió de ella con un abrazo muy fuerte. Minutos después el ruido de las patrullas llamó la atención de los vecinos; la llegada de la camioneta del Servicio Médico Forense (Semefo) y de los fotógrafos y reporteros confirmó que algo grave había pasado.

El acordonamiento de la zona alentó a los mirones que se quedaron por varias horas observando el trabajo de los agentes.

Mientras se realizaban los trabajos periciales, las vecinas salieron de sus casas y platicaban entre ellas, observaban con asombro la vivienda y algunas hasta lloraban.

La conmoción que provocó el caso fue tal que nadie quería hablar con extraños acerca de la señora Guadalupe o de su familia.

Un día después de los hechos, esos mismos mirones y esas vecinas han decidido no hablar acerca de los acontecimientos y otras personas, a quienes se les cuestiona, aseguran que Guadalupe era una mujer que no tenía problemas con sus vecinos.

Muchos la conocían, pero nadie reconoce tener una amistad con ella porque no quieren seguir “avivando los chismes”. Eso es lo único que quieren evitar, dicen.

En las calles y comercios se le pregunta a los encargados pero tampoco se obtienen palabras. No hay más comentarios, no hay juicios, sólo la tristeza de no comprender los motivos de Guadalupe para matar a sus hijos y luego quitarse la vida.

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