El caso del exsecretario mexicano de Seguridad Pública, Genaro García Luna, ante la justicia de Estados Unidos implicó todavía más al exfuncionario con una trama delictiva para favorecer a los cárteles narcotraficantes.

La madrugada del viernes, la fiscalía de EU vinculó a García Luna con las actividades criminales de Iván Reyes Arzate, “La Reina”, excomandante de la Policía Federal condenado en Chicago por pasar información al cártel de los Beltrán Leyva.

El gobierno estadounidense apuntó en un documento judicial que García Luna supervisaba, entre otros, la unidad especial de la polícia federal mexicana entrenada por la Agencia Antidrogas de EU (DEA), que comandaba Reyes Arzate. Por tanto, ambos casos de corrupción y colusión con los cárteles narcotraficantes están relacionados.

Este viernes Reyes Arzate fue trasladado a Nueva York y comparece ante el juez hoy mismo. El jueves se reveló que el expolicía tiene un caso pendiente en la corte del distrito este de Nueva York, acusado de tres delitos por tráfico de cocaína, y que muy probablemente que serán juzgados en la misma corte que García Luna y, también, Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Reyes Arzate está actualmente cumpliendo condena en Estados Unidos por pasar información de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) al cártel de los Beltrán Leyva. A pesar de que la fiscalía pedía 10 años de cárcel, en noviembre de 2018 fue condenado a solo 3 años de prisión.

Entretanto, García Luna sigue bajo custodia de los Estados Unidos después de su detención en Dallas (Texas) y su posterior traslado a una cárcel de Nueva York. Esta semana, tras una audiencia previa a juicio celebrada den Brooklyn, su abogado de oficio, César de Castro, aseguró que no están negociando con el gobierno un acuerdo de culpabilidad y que la intención de García Luna es ir a juicio sin aceptar su responsabilidad en los cuatro delitos (tres por narcotráfico, uno por falsedad de declaración) que se le imputan, y que podrían condenarle a entre 10 años y cadena perpetua.

Reyes Arzate, un protector de los Beltrán Leyva

En el 2018, Un juez federal en Chicago sentenció a más de tres años de prisión a Iván Reyes Arzate, ex comandante de una unidad de inteligencia mexicana que fue declarado culpable de compartir secretos de investigadores estadounidenses a capos de la droga en México, una traición que, según declaró un agente de la DEA ante la corte, echó abajo pesquisas sobre narcotráfico y costó vidas.

Iván Reyes Arzate, de 46 años, era el principal contacto para intercambiar información entre las agencias estadounidenses y la Policía Federal mexicana. Arzate utilizó información de inteligencia de Estados Unidos para ayudar a revelar la identidad de un informante del cártel, quien posteriormente fue torturado y asesinado, de acuerdo con los fiscales.

Arzate se entregó a las autoridades estadounidenses en 2017 y en mayo cambió su declaratoria de inocente a alguien que prefiere abstenerse de responder a las acusaciones de obstrucción y de conspirar para obstruir la justicia.

Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, quien por mucho tiempo fue confidente de los líderes del cártel de los Beltrán Leyva, testificó en la audiencia de sentencia del jueves. Ante el juez federal de distrito Harry Leinenweber, Villarreal describió la forma como los grupos criminales se apoyan fuertemente en policías corruptos como Arzate para expandir sus operaciones ilegales y vencer a sus rivales.

Barragán cumple una sentencia por cargos federales de narcotráfico después de aceptar cooperar con agentes de Estados Unidos.

Dijo que era común que los cárteles tuvieran a policías federales de México en sus nóminas, y que con frecuencia los sobornaban para que los operativos policiacos se realizaran contra grupos rivales.

Joseph Lopez, abogado de Arzate en Chicago, le preguntó en un momento dado si los pagos “llegaban hasta arriba en la cadena, casi hasta el presidente”. “Sí, señor”, respondió Barragán. “Así es como lo hacen”.

Los fiscales en Estados Unidos interrogaron en aquel momento a varios testigos durante una audiencia de cinco horas en un intento por respaldar sus argumentos de que Arzate merecía una sentencia en prisión de 10 años.

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