Sao Paulo.— A pocos días de la segunda vuelta electoral, el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, con un pie en el Palacio del Planalto según encuestas, advirtió que los “marginales rojos serán prohibidos” en Brasil.

Las declaraciones generaron preocupación, en una campaña plagada de amenazas y de violencia en la que se registraron episodios de racismo y homofobia, con agresiones físicas e incluso con una tentativa de asesinato —la de Bolsonaro— y un homicidio atribuido a discrepancias políticas.

“Perdieron ayer, perdieron en 2016 y van a perder la semana que viene de nuevo. Sólo que ahora la limpieza será mucho más amplia. Esa banda, si quiere quedarse aquí, va a tener que someterse a la ley de todos. O salen o van a la cárcel. Esos marginales rojos serán prohibidos en nuestra patria”, vociferó el domingo Bolsonaro hablando por teléfono desde el patio de una casa, según muestra un video que publicó en YouTube.

Sus palabras eran transmitidas en vivo ante una masiva manifestación de apoyo en la principal avenida de la ciudad de Sao Paulo.

“Esta patria es nuestra, no es de esa banda que tiene una bandera roja y la cabeza lavada”, añadió.

Su máximo adversario, el ex presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), encarcelado desde abril para cumplir una pena de 12 años por corrupción, también fue blanco de su discurso: “Lula da Silva, si usted está esperando que [el candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando] Haddad sea presidente para darle el indulto, voy a decirle algo: ¡usted va a pudrirse en la cárcel!”, afirmó.

Reiteró su discurso contra la corrupción y dijo que habrá unas Fuerzas Armadas “altivas”, que “colaborarán con el futuro de Brasil”. Afirmó que los militantes del PT “verán una policía civil y militar con respaldo jurídico para hacer valer la ley”.

El candidato derechista prometió mano dura contra la delincuencia y defendió una política más agresiva en la lucha contra el crimen en un país que describió como “en guerra”.

“Prefiero una cárcel repleta de bandidos a un cementerio lleno de inocentes”, afirmó en una entrevista.

Bolsonaro se ha apoyado en las estadísticas: Brasil alcanzó el año pasado un récord histórico de 63 mil 880 homicidios, 175 por día, lo que convierte al país en una de las 10 naciones más violentas del mundo, según datos de la ONG Fórum Brasileño de Seguridad Pública.

El aspirante ha asociado el aumento de la violencia en Brasil con la creación en la década de los 90 del Foro de Sao Paulo, integrado por las izquierdas latinoamericanas, y su receta para combatir la criminalidad va desde la legalización de la venta de armas a civiles hasta la inmunidad para los policías en servicio.

“Si un policía mata a 10, 15 o 20 (delincuentes) con 10 o 30 tiros a cada uno tiene que ser condecorado y no procesado”, dijo el candidato, quien planea usar a las Fuerzas Armadas para patrullajes en las calles.

“Lo que explica ese tono agresivo es esa ventaja grande que tiene ahora (...). Quiere usar esa popularidad para impulsar una agenda política muy extrema contra la izquierda. [Bolsonaro] ha sido ridiculizado por la izquierda desde hace 30 años y ahora tiene el poder de contragolpe”, sostuvo a AFP Mauricio Santoro, analista de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ).

“Es un discurso de incitación al odio de toda una corriente política”, consideró Santoro.

Su rival en las urnas, el progresista Fernando Haddad, ha denunciado en reiteradas ocasiones el “discurso de violencia” de Bolsonaro y ha advertido que si el ultraderechista llega al poder convertirá a Brasil en “un país de milicianos”.

El sustituto de Lula reclamó también una acción “más firme” del Tribunal Superior Electoral sobre las denuncias del uso de noticias falsas en la campaña. Haddad dijo que las instituciones no están reaccionando a la altura de las amenazas.

El aspirante del PT elevó ayer el tono contra su adversario y lo acusó de “amenazar” a la prensa, la oposición y al Poder Judicial.

El politólogo André César, de la consultora Hold, consideró que exabruptos como éste forman parte del “paquete Bolsonaro” habitual y tienen un poder muy limitado de cambiar la perspectiva de cara al domingo.

“Lo que está pasando no cambia nada. Las posiciones están cristalizadas, de un lado y del otro. No hay ningún elemento, ni siquiera algo muy grave, que pueda surgir a lo largo de los próximos días que pueda alterar el resultado que está dado”, consideró.

Las últimas encuestas dan 59% de intenciones de voto a Bolsonaro y 41% a Haddad.

arq

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