Finalmente, interpretaron una estampa que parecía sacada del baúl de la historia. Unos 300 seguidores de Francisco Franco se congregaron en las proximidades del cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, para recibir los restos del dictador con himnos, plegarias y vivas a España.

A pesar del frío reinante en esta pequeña localidad del norte de Madrid, los nostálgicos del franquismo aguantaron más de seis horas de pie, convenientemente custodiados por la policía y a unos 400 metros de distancia de las puertas del cementerio, donde fueron relegados luego de que las autoridades prohibieran las manifestaciones contra la exhumación de Franco, a la que se oponía también la familia del militar.

Aun así, los admiradores del dictador se dejaron ver por el lugar envueltos en banderas españolas y portando símbolos falangistas de épocas muy pasadas, además de pancartas de agradecimiento a Franco para acompañar a la distancia los restos de quien fuera Caudillo de España por la gracia de Dios, el mismo que abandonó la Basílica del Valle de los Caídos a hombros de sus familiares, en el féretro en el que fuera enterrado 44 años atrás.

“Están prohibidas las manifestaciones, pero no vamos a cargar contra ellos para disolverlos. Eso sí, se propondrá una sanción”, aseguraba uno de los agentes, mientras sorteaba una de las vallas de seguridad que jalonaban la zona.

Personas mayores en su gran mayoría, los franquistas recelaban de la prensa por considerar que maltrata al dictador.

Muchos no querían hacer declaraciones y los que hablaban se resistían a dar su nombre, pero todos ellos mostraban su gran enfado por lo que consideraban, y no se cansaban de repetirlo, una profanación de la tumba de Franco, mientras lanzaban insultos al gobierno socialista de Pedro Sánchez que promovió la exhumación del Valle de los Caídos con el apoyo del Parlamento, para que el dictador no pudiera ser exaltado nunca más en un monumento público.

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