Colombia sufrió hoy un retroceso en su pacificación total, luego de que las guerrillas comunistas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), las únicas pendientes de finiquitar un acuerdo de paz con el gobierno colombiano, pusieron fin a un cese del fuego bilateral y temporal vigente desde septiembre pasado y que rigió hasta ayer y reiniciaron esta madrugada lo que el presidente Juan Manuel Santos calificó como ataques terroristas.

En un mensaje al país, Santos afirmó esta mañana que “ante todo el gobierno nacional deplora la decisión del ELN de reanudar sus ataques terroristascontra la población civil, las fuerzas armadas y la infraestructura. El gobierno nacional estuvo siempre dispuesto a prorrogar el cese al fuego con esa organización y negocia uno nuevo”.

“Inexplicablemente el ELN no solo se negó (a prolongar el cese de hostilidades bélicas), sino que reanudó sus ataques terroristas esta madrugada, justo el día en que se debía iniciar el nuevo ciclo de negociaciones”, afirmó.

Las comitivas del gobierno y del ELN tenían previsto abrir hoy un quinto ciclo de negociaciones, que tienen como sede a Quito. Sin embargo, Santos anunció la suspensión de la participación de los representantes gubernamentales en el diálogo y explicó que, ante los ataques, “he conversado con el jefe de la delegación del gobierno en Quito para que se regrese de inmediato (a Colombia) para evaluar el futuro del proceso”.

En su cuenta en Twitter, a la que EL UNIVERSAL tiene acceso, el ELN seguía esta mañana sin pronunciarse sobre las denuncias del presidente Santos, aunque los emisarios de la guerrilla a las pláticas de paz reafirmaron en diversos mensajes previos su voluntad de prolongar el cese del fuego.

Rebeldes del ELN lanzaron hoy en la madrugada dos ataques bélicos en los orientales departamentos de Casanare y Arauca, informó esta mañana el periódico El Tiempo, el principal de Colombia, basado en fuentes del Ejército Nacional.

El rotativo precisó que dos infantes de marina, que se recuperan “satisfactoriamente”, fueron heridos al ser activada una granada de fragmentación que fue lanzada frente a un puesto de seguridad, en un hecho atribuido al Frente Domingo Laín, del ELIN.

Asimismo, tropas del Ejército acompañan en un poblado de Casanare a técnicos que inspeccionan los daños provocados “probablemente por un ataque de la guerrilla” a un pozo petrolero.

En la madrugada del pasado 4 de septiembre en una mesa de negociación de ambos bandos en Ecuador, y en lo que se calificó como un nuevo avance hacia la pacificación total de Colombia, el gobierno colombiano y el ELN, última organización insurgente de este país, firmaron un cese al fuego bilateral y temporal que entró a regir del primero de octubre de 2017 y al 9 de enero de 2018 con opción de prórroga.

La decisión de las dos fuerzas, en guerra desde 1964, fue pactada a unas 60 horas de que el Papa Francisco, en un suceso trascendental en Colombia, llegara el 6 de septiembre para una visita que concluyó el 10 de ese mes.

En su mensaje, Santos relató que “le reiteré esta mañana a nuestras Fuerzas Armadas la orden de actuar con contundencia para responder a esta agresión y proteger la vida y honra de los colombianos, como es su deber constitucional. Mi compromiso con la paz ha sido y será indeclinable. Pero a la paz se llega con voluntad y hechos concretos de paz. No solo con palabras”.

Al reafirmar que el gobierno estuvo dispuesto a prorrogar el cese al fuego con el ELN, informó que “así se lo hicimos saber desde hace varias semanas y lo reiteramos en los últimos días, para responder afirmativamente ante la solicitud de la conferencia episcopal, las Naciones Unidas, los países amigos y centenares de organizaciones de la sociedad civil”.

La situación se registró en momentos en que avanza con tropiezos un acuerdo de paz que, tras cuatro años de negociaciones en Cuba, el gobierno rubricó en noviembre de 2016 con las ex guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ahora legalizadas como partido político y también comunistas.

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