Invitados por congresistas demócratas y un republicano, poco más de 30 jóvenes de los llamados dreamers acudieron el martes al Capitolio estadounidense para escuchar al presidente Donald Trump en su alocución sobre el estado de la Unión, pero especialmente sobre su postura en el tema de inmigración que les afecta directamente.

“No nos llevamos ninguna sorpresa, dijo exactamente lo que ya había dicho, pero quisimos dar la cara dentro del mismo Congreso para que nos vean y nos escuchen”, dice Melody K. a EL UNIVERSAL. “Estuvimos dentro, hubo movimientos simultáneos fuera del Congreso y en diversas ciudades, dimos a conocer nuestro punto de vista y así seguiremos hasta que el Dream Act —propuesta de ley de inmigración que protegería a los dreamers— sea votado”, asegura.

Trump repitió su propuesta de dar protección a un millón 800 mil jóvenes llegados a EU en su infancia, a cambio de recursos —25 mil millones de dólares— para construir el muro en la frontera con México, limitar la migración familiar promovida por ciudadanos o residentes legales en EU y eliminar la lotería de visas. “Venimos dispuestos a todo, pacíficamente, pero enérgicamente”, dice Melody, de 23 años. “Vamos a seguir luchando por nuestros derechos y el hecho de haber estado presentes nos ha permitido humanizar la opinión de muchos, estoy segura; pero aún hace falta más presión”.

Itayú Torres es una joven de origen oaxaqueño, tiene 19 años y está estudiando Ciencias Políticas en Maryland aunque creció en California. “La gran mayoría de los dreamers hemos estudiado o estamos estudiando, tenemos derecho a quedarnos en este país —Estados Unidos— porque aquí crecimos y nos sentimos igual que ellos —los congresistas— y sus hijos, americanos”, dice Itayú muy emocionada.

Una vida, gracias al DACA

“A mí me invitó el legislador por California Jimmy Gómez, otro latino que hace la diferencia y como él muchos más; somos miles, millones quienes estamos aquí estudiando, trabajando, aportando”, señala esta joven que llegó a EU con sólo seis meses de edad.

DACA —la acción que protege a los llegados en su infancia a Estados Unidos— me ha dado lo que necesito para salir adelante, después de años de espera y sufrimiento, miedo; ahora tengo permiso para vivir donde quiera —en la Unión Americana—, puedo estudiar a costos de residentes legales y tengo licencia para manejar sin problema; tengo una vida, en otras palabras”, describe Itayú. “El presidente Trump dijo que iba a actuar con el corazón, pero no es lo que estamos viendo, porque nos está usando para conseguir el muro que tanto quiere y otras cosas que afectan a terceras personas. Así no podemos aceptar lo que propone para nosotros”, concluye.

“Nadie que no haya vivido el miedo que experimentan nuestras familias, sabe realmente a lo que nos referimos”, dice muy seria Elizabeth Vilchis, mexicana de 23 años y graduada en Ingeniería Mecánica.

“Pero estoy segura de que muchos nos comprenden y por eso están con nosotros y nos apoyan; la incertidumbre de vivir sin saber qué va a pasar, amenazados y ahora peor, donde ya no se fijan las autoridades en quién detienen; sólo les interesa saber si tenemos papeles o no y agarran parejo”, asegura Vilchis, una de las voces de los jóvenes indocumentados. “Yo me dedico a buscar inversionistas para que apoyen las ideas de muchos hispanos que son muy buenas pero que necesitan un empujoncito económico para que camine y me da mucho orgullo ver cómo se emocionan y cómo muchos salen adelante; muchos inversionistas creen en nosotros”, explica.

Haciendo la diferencia

Elizabeth lidera un grupo denominado “Latinos Tech”; a ella la invitó al discurso de Trump el senador demócrata por Nueva Jersey, Cory Booker. “El que hayamos estado escuchando al presidente Trump y haber estado presentes hace un poco la diferencia porque no es lo mismo que muchos de los presentes escuchen hablar de nosotros y seamos uno de sus temas, a que nos vean y nos den la mano y nos escuchen hablar. Eso cambia las cosas”.

No sólo jóvenes inmigrantes mexicanos fueron invitados a escuchar a Trump, sino de diversas nacionalidades que están en la misma situación y luchando mano a mano entre todos.

Nelson Melgar fue invitado por el congresista por Nueva York Tom Souzzi. “Yo quiero progresar y salir adelante, quiero tener éxito en lo que haga y sé que aquí —en Estados Unidos— puedo lograrlo y especialmente porque nosotros crecimos aquí, somos de aquí también”, asegura Nelson, quien nació en Honduras y fue traído a los 13 años a la Unión Americana; hoy tiene 27 y quiere llegar tan lejos como sus sueños se lo permitan.

“No vamos a permitir que nadie nos frene y menos que nos arrebaten lo que nos pertenece. Somos biculturales y binacionales aunque muchos no lo entiendan y eso para nosotros es más una herramienta de éxito que una vergüenza como lo querían hacer sentir a uno en el pasado. El DACA es nuestra garantía para salir adelante y vamos a seguir luchando por el Dream Act”.

No es la primera vez que acuden dreamers a un informe presidencial: ya con Barack Obama había sucedido, aunque no con un número tan grande dentro de Capitolio. Esta vez fueron poco más de 30, de los cuales 15 provenían de California y el resto de Carolina del Norte, Colorado, Kentucky, Maryland, Illinois, Arizona, Virginia, Nevada, Oregón, Nueva Jersey y Nueva York. La elección de quienes acompañaron a los congresistas se basó en sus resultados académicos y su liderazgo en las comunidades dreamers del país.

La mayoría de los jóvenes migrantes fueron invitados por 24 congresistas demócratas, aunque un republicano, Carlos Curbelo, de Florida, se sumó e invitó a un soñador: Adrián Escarate.

Paralelamente al informe de gobierno del presidente Trump, miles de dreamers y simpatizantes de su lucha hicieron manifestaciones en distintas partes de la Unión Americana y en Washington dieron su propio discurso sobre el “Estado de la Unión Inmigrante”. En algunas organizaciones como “La Coalición de Derechos Humanos de los Inmigrantes” (CHIRLA) en Los Ángeles, California, escucharon el mensaje de Trump de espaldas al monitor.

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