Laura Barajas y Karla Castillo tuvieron su último evento como wedding planners hace cinco meses. Desde que inició la contingencia sanitaria por Covid-19 los eventos sociales están suspendidos y, con ellos, el ingreso económico de ambas trabajadoras.

Ellas reclaman al gobierno que este gremio de prestadores de servicios, que abarca a los wedding planners, banqueteros, meseros y demás personal, está completamente olvidado y sin planes de reactivación: “Nosotras y los clientes estamos preparados para reducir el número de asistentes a un evento social, podemos hacer banquetes para 50 personas en lugar de uno para 200, respetando las medidas de salubridad. Llevamos casi seis meses sin trabajo, nos urge reactivarnos”.

Arduo trabajo

Los wedding planners son los encargados de organizar cualquier tipo de evento social, desde bodas, bautizos, fiestas de quince años, además de fiestas infantiles y eventos empresariales. En este caso, Karla y Laura se encargan de planear y ejecutar las acciones necesarias para que sus clientes tengan el evento tal como lo quieren, sin salir de su presupuesto.

Ellas se encargan de comparar precios, elegir las mejores opciones, contratar a distintos proveedores de servicios y solucionar cualquier inconveniente que pueda surgir durante la planeación y la realización del evento.

El trabajo es tan detallado que algunos eventos sociales requieren más de un año de pruebas y planeaciones, ambas invierten cientos de horas de trabajo y logística para cumplir las expectativas de sus clientes.

“Es un trabajo que implica todo tu tiempo y concentración, hay eventos que hemos planeado desde hace más de un año, hemos tenido que cumplir con cosas muy raras y difíciles, según lo que te pidan los clientes, pero ese es nuestro trabajo, encontrar la forma de que el evento sea como ellos lo quieren”, comentan.

El trabajo de ambas no se centra sólo en ser organizadoras, sino que de ellas dependen cientos de empleos que se generan con cada evento social. Comparten que para un evento con 200 invitados, tienen que contratar al menos 100 prestadores de servicios para que la fiesta se realice completamente, es decir, deben contratar meseros, cocineros, personal de limpieza, seguridad, valet parking, ingenieros de sonido, floristas, decoradores, etcétera.

“Fácilmente para un evento que tiene 200 invitados, que es el promedio, nosotras contratamos mínimo a 100 personas, son muchísimos los empleos que dependen de este tipo de negocio. Y hasta cierto punto es invisible porque no tenemos una dirección física, no trabajamos en una oficina, pero activamos muchos empleos. Toda esa gente que nosotros contratamos son personas que, por lo mismo de la pandemia, no han tenido trabajo”, dice Laura.

En vilo

Todo iba bien en esta pequeña empresa de wedding planners creada por Karla Castillo y Laura Barajas hace aproximadamente tres años; sin embargo, el impulso que llevaban en sus etapa como emprendedoras se desvaneció debido a la contingencia.

Cuando la pandemia llegó al país, por disposición de las autoridades federales, fueron suspendidos las actividades no esenciales, entre estas, cualquier tipo de eventos sociales.

Por estos motivos, las compañeras de trabajo no tuvieron más opción que posponer los eventos que ya planeaban desde hace meses. La mayoría de estos compromisos se pospusieron hasta el próximo año, y desde hace cinco meses, cuando comenzaron las medidas de salubridad, ambas jóvenes suspendieron por completo su actividad laboral.

Hoy la situación económica de este sector de trabajadores es casi insostenible, a estas alturas tanto Karla como Laura han agotado sus ahorros, por lo que dicen que es urgente la reactivación de dichas actividades.

“Nuestro último empleo fue hace cinco meses, casi seis, si teníamos ahorros, ya se agotaron, estamos sin trabajo, yo veo que ya se han reactivado muchos sectores económicos y para los wedding planners no nos han dado ninguna indicación”, dice Karla.

Trabajar con medidas de salud

Ambas organizadoras creen firmemente que los eventos sociales podrían reactivarse con las medidas de salud necesarias. Proponen reducir drásticamente el número de invitados, organizar las mesas del salón de una forma específica para que se cumpla con la distancia necesaria en los banquetes, además de revisar la temperatura de los invitados, utilizar tapetes desinfectantes, y sanitizar el lugar constantemente.

“El lugar donde trabajamos es una hacienda, un lugar abierto, muy bien ventilado, sinceramente hay mayores riesgos en una sala de cine o un teatro donde ni siquiera hay una correcta ventilación. Los wedding planners y nuestros clientes estamos dispuestos a acatar las medidas necesarias para comenzar a trabajar; podemos tener un control muy efectivo si seguimos todas las medidas como lo han hecho los restaurantes u otros negocios”, explica Laura.

Las emprendedoras se dicen conscientes de las grandes pérdidas económicas que se ocasionaron durante este año debido a la contingencia, pero no está todo por perdido. Esperan que las autoridades pronto den luz verde para reactivar este sector.

“Las comidas y cenas navideñas o de fin de año eran uno de nuestros principales ingresos, porque organizaremos eventos para distintas empresas, hoy nuestros clientes más grandes ya avisaron que no realizarán nada de eso, son recursos que perdimos, pero esperamos que pronto nos den luz verde para reabrir”.

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