Con especialidades que combinan tequila, brandy o ron, los mariscos El Malecón satisfacen el apetito de más de 300 personas todos los días y cerca de 500 los fines de semana; sus propietarios buscan la innovación y precios accesibles.

Después de 26 años instalados en el interior del Mercado Mariano Escobedo, la familia Samayoa comenzó con la venta de mariscos basándose en la premisa principal de la calidad en el servicio. Los productos siempre son frescos y sus clientes los buscan por la calidad en la comida que sirven y el trato siempre amable y sonriente que proporcionan.

Don Julio Samayoa inició el negocio para pasar la estafeta a su esposa; ahora Óscar Samayoa es quien se encarga de cuidar y mantener el negocio familiar, que se caracteriza por servir mojarras en diferentes estilos cubiertas con camarones y tratar de encontrar el platillo que sale de lo común y que no se vende en los demás locales del mismo mercado.

“Todo lo que servimos aquí es fresco, buscamos que no sea igual a los demás y somos los únicos que vendemos camarones encuerados, al tequila, al brandy, el alambre de mariscos y la mojarra con camarones es lo que nos caracteriza, además de que servimos platos que normalmente no se venden en el resto del mercado”, indicó Elodia Santos, quien trabaja con la familia Samayoa desde el año 2001.

Los clientes que llegan a este lugar aseguran que es uno de los mejores lugares para comer mariscos en el mercado Escobedo. Los precios oscilan entre 45 y 75 pesos, pero los clientes pagan con gusto por la calidad en los alimentos que se sirven. Varios platillos son originarios de la zona noroeste del país, en donde los mariscos se cocinan de forma diferente.

“Aquí servimos el aguachile y lo preparamos al estilo Mazatlán; el camarón se cuece en limón y le agregamos una salsa bien picante, no muchos son tan valientes para comerlo, pero lo piden mucho, sobre todo las personas que llegan del norte y que han estado en esa parte del país. Nosotros tratamos de innovar y de sacar algo que sea poco común pero muy sabroso para los paladares de las personas”, continuó con su explicación Elodia Santos.

En el local trabajan cinco personas, todas a cargo de una cocinera principal y se encargan de servir y de mantener satisfecha a la clientela, los cocteles son famosos por el tamaño. La copa “pequeña” es la que se considera “grande” en otros locales.

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