Tras nueve años de haber sido encarcelada, por ayudar a los migrantes que transitaban por Querétaro, actualmente Concepción Moreno Arteaga, originaria del estado, sigue brindándoles su apoyo para que lleguen sanos y con vida a Estados Unidos.

En 2005 fue detenida por elementos de la Agencia Federal de Investigación y acusada del delito de tráfico de personas (“pollera”), cuando únicamente su oficio, enfatizó, se centraba —como lo es actualmente— en dar alimento, asistencia y apoyo a los migrantes queretanos, en su casa que se encuentra ubicada en la comunidad de El Ahorcado, del municipio de Pedro Escobedo.

Se le sentenció a seis años de prisión por este supuesto delito. Sin embargo, permaneció encerrada dos años y medio en el Centro de Readaptación Social (Cereso) femenil de San José el Alto, gracias a que su defensa estuvo a cargo del centro de derechos humanos, Miguel Agustín Pro Juárez.

“Estuve encerrada injustamente por apoyar a los migrantes, por ayudarles a darles un taco, llegaron las camionetas, sin presentación de nada me dijeron que estaba detenida, y que me iban a dejar salir al otro día, cuando esto fue mentira, estuve dos años y medio en prisión”, refirió Moreno Arteaga.

Desconocía sus derechos

Recuerda que en ese momento fue encerrada por desconocer sus derechos.

Indicó que el derecho que ella practica es el de ayudar al prójimo —los migrantes—, quienes también merecen la oportunidad de tener un trabajo de paso para seguir su camino al cumplimiento del “sueño americano”.

“Lo único que ellos quieren es conseguir un dinerito para irse al norte, que es el destino de todos los migrantes, ellos son atendidos en mi casa, y ni modo que porque no son de aquí no les debamos de tender la mano, hay que apoyarlos”, insistió Concepción.

Aseguró que es un tema de injustica el hecho de que gente que ayuda a este tipo de personas sea recluida en la cárcel, ya que no están cometiendo un delito, como el que le adjudicaron a ella, de “pollera”, cuando ni siquiera contaba con los conocimientos de cómo traficar gente hacia los Estados Unidos.

Asimismo, lamentó las vejaciones de las que son objeto los migrantes, en su mayoría, víctimas de golpes, discriminación, e incluso de acusaciones de robo y violación, por el único hecho de ser indocumentados, sin que las autoridades y gente sepa realmente el motivo por el que salieron de su país.

“Nadie sabe sus necesidades, la mayoría dice que no cuentan o ganan el dinero suficiente para mantener a su familia y por eso se salen de sus casas, y se arriesgan a perder la vida en el transcurso del camino, porque los matan, los maltratan y es algo muy triste”, aseveró.

En este sentido, mencionó que en la parte médica, recibe el apoyo de una enfermera, quien brinda asistencia sin cobrar cuando alguno de los migrantes presenta una enfermedad o está herido.

“Gracias a Dios estamos aquí y vamos echarle ganas para seguir apoyando al migrante, como Dios nos mande, porque es una necesidad el seguir apoyándolos por las condiciones en las que llegan”, enfatizó Concepción.

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