Desde este martes, la señora Oliva Silva se convirtió oficialmente en una brigadista comunitaria.

Ella es originaria de San Juan del Río. Lleva más de 50 años viviendo en el barrio de La Cruz, lugar que quiere y que la vio crecer.

Doña Oliva, una enfermera jubilada de 57 años, refiere que se animó a ser brigadista comunitaria después de lo que pasó la madrugada del 26 de enero, no obstante, confiesa que tiene un poco de miedo, pero sabe que es algo que tiene que hacer ella y sus vecinos para saber cómo actuar y qué hacer en caso de alguna catástrofe natural o provocada.

“Esto es un paquete muy grande porque no es cualquier cosa. Yo como enfermera le tengo miedito”.

Con mochila en mano, la cual contiene diversos artículos esenciales para desarrollar su tarea de brigadista, como un impermeable, un silbato, una lámpara, guantes, gorra, libreta y bolígrafo, cuenta que desde hace dos meses ha recibido, junto a otros 59 voluntarios, capacitación por parte del personal de la Unidad Estatal de Protección Civil.

“El curso lo empezamos apenas hace dos meses. Vamos los sábados, que es el día que podemos todos. Nos están enseñando de todo, los primeros auxilios, ahorita estamos en la reanimación cardiopulmonar básica y seguro que vamos a ir avanzando poco a poco. Yo espero que hagamos buen papel”.

A pesar de lo sucedido, ella se muestra orgullosa del barrio en donde vive, ya que refiere que en el barrio de La Cruz se fundó San Juan del Río, una de las colonias más antiguas del municipio, en donde aún se conservan muchas tradiciones que datan de hace cientos de años.

La noticia del rescate del barrio por parte de las autoridades la ponen feliz, ya que afirma, el barrio estaba muy olvidado. Pide que se rescaten elementos que podrían formar parte del catálogo turístico del propio municipio, como la “Pirámide del Cerro de La Cruz” y las pinturas rupestres que están sobre la cañada del Río San Juan.

A pesar de convivir diariamente con elementos tan particulares como la autopista México-Querétaro, los ductos de hidrocarburos, los cables de alta tensión y el río, ella pide que no se olviden de su querido barrio, ese en el que jugaba de niña y en el que vive con su familia.

“Qué bueno que van a rescatar el barrio, ya se habían tardado, la verdad es que lo tenían muy olvidado. Aquí hay muchas cosas muy bonitas. La fiesta del Santo Entierro se hace desde hace 300 años y se hace junto a los otros siete barrios más antiguos de San Juan del Río. Creo que es importante que se rescate el valor cultural que tiene nuestro barrio”, relató.

Doña Oliva sabe que es su deber como ciudadana poner su granito de arena para ayudar a ese rescate. Es por eso que ahora con la responsabilidad que ha asumido afirma que será una vigilante exigente para que no vuelva a suceder lo de aquella madrugada del 26 de enero pasado.

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