Después de vivir 18 años en el extranjero, José Mauricio Beltrán Montiel volvió a México, su país natal. Decidido a reforzar sus raíces veracruzanas, inició una empresa propia en la que fabrica café de olla 100% artesanal.

“Volví a México y me estoy reinventando”, comparte el emprendedor y arquitecto que vive en Querétaro desde enero de este año. Su marca de café ha tenido buena aceptación, se vende en algunas tiendas gourmet, mercados culturales, bazares artesanales y por supuesto, a través de internet."

Inicios

Cansado de probar cafés de olla repletos de azúcar o canela, Mauricio decidió formular su propia receta. Primero lo hizo para consumo personal, pero ante la insistencia de familiares y amigos, decidió venderlo al público. Así comenzó su historia como emprendedor en la que ya ha tenido que enfrentar varios obstáculos; el primero, conseguir productos de calidad y después, proveedores responsables.

“Tuve problemas como todos, el tipo de canela por ejemplo, no tenía la calidad que yo quería, empecé a experimentar con diferentes tipos de canela, fue un proceso muy difícil, después pude contactar el molino que es mi proveedor y lo mismo pasó con el café, comencé con cafés genéricos, de esos solubles, pero yo quería un producto de calidad, encontré un proveedor de Chiapas, es un excelente café. Finalmente después de varios ajustes en la receta ya tengo todo.

“Me he encontrado con muchas personas muy informales, gente que no te devuelve la llamada, no te contesta el teléfono, no entrega las cosas a tiempo, te prometen cosas que no cumplen”.

Concepto

A pesar de las dificultades, Mauricio encontró por fin la receta perfecta y no para un sólo tipo de café, sino para dos variedades que hoy tiene a la venta. El primero es un tradicional café de olla hecho con canela, piloncillo y un poco de azúcar mascabada; el segundo es una mezcla del café de Chiapas con chocolate de la Huasteca Potosina.

Además de los cafés, también creó una receta propia de sangrita para preparar tequilas o micheladas, hecha de manera artesanal sin conservadores; algunos bares del Centro Histórico la han comprado para ofrecerla a sus clientes.

“Yo hago todo el producto, muelo, envaso, todo, igual con la sangrita, me gusta ir a un bar y pedir un tequilita con la sangrita de la casa y encuentro el mismo problema, son o muy picosas o muy ácidas, dulces o espesas, de igual manera empecé a hacerla para consumo personal y dije por qué no venderla también. Le dedico un par de días completos a la semana en producir café y sangritas, los demás días me dedico a supervisar la comercialización, las etiquetas; mi novia y yo somos arquitectos, a eso nos dedicamos, pero esto no lo dejo de lado”.

Por ahora el café se llama Mauricio Beltrán, pues está en proceso el registro de marca. La sangrita se llama La viuda debe morir.

Mauricio reconoce el apoyo de las autoridades hacia los emprendedores. En su caso, el municipio de Querétaro lo apoya pagando 70% del gasto total para registrar su marca, elaborar etiquetas nutrimentales y código de barras.

Las sangritas y cafés de Mauricio se venden en varios bares y tiendas gourmet del Centro Histórico, vende por internet, bajo pedido y en mercados artesanales.

Al principio tuvo problemas para determinar el precio de sus productos, pues era consciente de que el público no paga mucho por un producto que no conoce; en un inicio sólo ofrecía una presentación de 250 gramos de café con un costo de 120 pesos, después incluyó una versión más pequeña, de 100 gramos de 60 pesos.

Planes a futuro

Además de expandir y consolidar su marca en otras ciudades, piensa en crear una versión nueva de sangrita, pero primero, debe asegurar el futuro de la empresa en Querétaro, “porque el que mucho abarca, poco aprieta”.

“Voy sacar una variante de la sangrita, quiero hacer algo con mango y habanero, pero primero quiero tener bien consolidado un producto y después de eso comenzar a crecer con nuevos productos. También quiero consolidarme en Querétaro y después extenderme, porque dicen que el que mucho abarca poco aprieta. Ya trabajo con alguien en la creación de mi página de internet, porque quien no está en internet no está en ningún lado”, explica el empresario.

A los nuevos emprendedores recomienda ser constantes y sobre todo pedir ayuda; a los que ya tienen una empresa, hacer comunidad con productores locales.

Dice que el emprendurismo es algo que se lleva en las venas, se debe tener amor al trabajo y una mente creativa, como la de un arquitecto.

Mauricio vivió 14 años en Estados Unidos y cuatro años en Alemania, allá conoció a una familia que producía cerveza, dice que de ahí surgió el espíritu y las ganas de emprender, de echar a andar su imaginación y atreverse a crear algo nuevo.

“Cuando estuve en Alemania estuve con una familia fabricante de cerveza, ahí le agarré mucho amor a crear algo, hacer algo con tus manos, es una satisfacción bastante grande cuando tus recetas le gustan a la gente, es muy gratificante”.

“Para ser emprendedor hay que tener pasión e integridad y la humildad de aprender de los que ya saben de esto, que hagan comunidad con otros emprendedores y les pregunten sus dudas, así es como yo aprendí. A los consumidores les pediría consumir local, apoyar este tipo de productos nacionales, no regatear al artesano o productor, ¿por qué tan fácil vamos a Sams y a los artesanos les regateamos?”, pregunta Mauricio.

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