Juan Leodegario Ramírez Aparizo tiene dos años viajando por el país en busca de oportunidades de trabajo.

Esta vez vino a Querétaro desde Oaxaca con su hijo mayor, Juan Aparizo, y su hija Javiera Aparizo, aferrado a la esperanza de reunir 10 mil pesos y regresar a su estado para alimentar a cuatro hijos más y su esposa.

Los viajantes se ganan la vida tocando en las calles de los estados por los que pasan.

En Querétaro, eligieron la calle Hidalgo para tocar la trompeta, la tambora y el saxofón, en busca de una moneda.

Don Juan relató que a diario ha logrado reunir 200 pesos, de los cuales utiliza 50 pesos para comprar la comida del día.

El resto ha sido utilizado para su hospedaje en un cuarto, por el cual paga 150 pesos todos los días.

“Resulta que al final del día nos quedamos sin nada. Por mí y mi hijo nos quedábamos en las calles, pero tenemos una mujercita a quien cuidar en este viaje. Nosotros pensábamos quedarnos aquí en Querétaro unos 20 días, pero como lo veo pues creo que nos vamos para Michoacán en unos días a seguir el viaje”, explicó el oaxaqueño con la cara dirigida al piso.

Leodegario Ramírez explicó que la decisión de salir de su estado natal fue por no existir fuentes de trabajo para sostener a su familia: “Allá la gente se muere de hambre, y aquí pues uno le hace la lucha para comer”, dice el músico.

La familia visitó hace unos días el Distrito Federal. Después llegó al municipio de San Juan del Río y luego a la capital en busca de turistas que gusten de su música.

“En Querétaro llevamos tres días. Nosotros tocamos en las colonias, ranchos, restaurantes, locales o a quien le pida tocar. Hay gente que da dinero, hay gente que no; dicen que no hay venta, hay días que ganamos, hay días que no”, lamentó.

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