Tanto en los mercados como en la Central de Abastos son imprescindibles los cargadores, quienes día a día sostienen carne, verduras, semillas y demás artículos comercializables; tan sólo en la Central de Abastos de Querétaro se observa —como mínimo— tres cargadores por negocio.

En el mercado Josefa Ortiz de Domínguez o mejor conocido como La Cruz, también existen —a diario— la presencia de quienes tienen la encomienda de trasladar los alimentos que se comercian en los mercados. Ya sea sobre los hombros o sobre el denominado diablito, montan cajas, costales o bolsas, a fin de acercarlos a los consumidores.

La mayoría empieza a trabajar desde temprana hora, cuatro o cinco de la mañana, su labor suele terminar hasta el cierre del mercado, tres o cuatro de la tarde. Durante este tiempo están de pie, caminan de un lado al otro, habitualmente se ubican en el área de descarga, ahí donde llega la mercancía y de donde debe dirigirse al local asignado.

Los pasillos y estacionamientos de los mercados son el lugar común de los cargadores, quienes se dedican a este oficio; a diario lidian con los carros. Con sólo situarse en el estacionamiento se puede observar las maniobras que los cargadores realizan para llevar la mercancía al almacén final.

Entre las camionetas de carga, los camiones, los carros y los taxis, siempre destacan los cargadores. Procuran andar por las orilla del estacionamiento, pero en cuanto tienen que cruzarlo es el momento en que hay que enfrentarse a los diversos vehículos que transitan por dicha zona de los mercados.

Pero cargar la mercancía requiere de pericia, en el caminar del cargador y en la manera cómo se toma el costal hasta cómo se coloca; este tipo de técnicas son evidenciadas al mirar a los cargadores, quienes sigilosamente sitúan la carga.

Uno de los cargadores es Juan, originario de Guanajuato, quien ha decidido incursionar en “la cargada” de jitomate; “tengo poquito en esto, hoy es mi primer día y está tranquilo”.

Aunque Juan es mexicano, hace poco que regresó de Estados Unidos, a donde había migrado desde 2001. Las escasas oportunidades de trabajo lo obligaron a regresar a sus orígenes.

“Me fui con la idea de tener una mejor vida, pero me fue de la fregada y mejor regresé”, expresó Juan.

En el norte del continente americano, Juan hacía figuras a base de mármol, ahora se dedica a cargar jitomate en la Central de Abastos de Querétaro, dice que así como él, hay muchos cargadores, que anteriormente eran indocumentados en s Estados Unidos y que a causa de las pocas opciones laborales han decidido regresar a su país natal. Y son quienes —como Juan— ahora se dedican a cargar todo tipo de mercancías en la Central de Abastos.

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