Este día será flagelado, humillado y crucificado. Se llama Juan Manuel Rangel y personificará a Cristo en la representación del Viacrucis de La Cañada, evento al que, dice, no asiste su madre, pues no soporta verlo padecer.

Dijo que su preparación es física y espiritual para interpretar a Jesucristo durante su pasión, pues su entrenamiento comenzó desde junio del año pasado.

“Físicamente empecé a trabajar en junio del año pasado, con un trabajo de gimnasio y fuerza (...) y también trabajo en la parte espiritual, la más importante, aparte de que el párroco de la iglesia de San Pedro de La Cañada nos da asesoría sobre el tema”, indicó.

Juan Manuel interpretó el año pasado el mismo papel, y con base en esa experiencia dijo que el desgaste físico es importante: la temperatura fue alta y hubo mucha gente, pero lo que más desgasta es el aspecto emocional.

“Tienes los sentimientos a flor de piel, y de repente de la nada te da por llorar, por acordarte de tu familia, entonces es muy difícil explicar cómo manejo mi parte sentimental en esos momentos”, indicó.

Con 33 años de edad, vocación arquitecto e instructor de natación, comentó que la parte más compleja para prepararse para el Viacrucis es la sentimental. “La gente en La Cañada, en el primer año preguntaban quién va a ser (Jesús) como que no me ubicaban mucho como Jesús. Este año la gente te ubica más, los niños, tienes que dar un ejemplo de vida”, explicó.

Recién casado, dijo que su esposa no lo verá, pues le comenta que ver cómo lo flagelan y martirizan sería muy impresionable para ella, por lo que prefiere no asistir.

Por otro lado, apuntó que su madre es “demasiado sentimental, desde que me ve que salgo de la casa ya empieza a llorar, me da la bendición y se preocupa, porque no es nada fácil, es un compromiso bastante grande. Por otro lado se emociona porque no a cualquier persona le toca hacer esto”. Precisó que durante siete años en la representación de La Cañada le tocó personificar a Poncio Pilatos, que le llamó la atención siempre ese papel por ser una persona importante en la Pasión de Cristo.

Subrayó que lo que hacen con la representación del Viacrucis es un mensaje de fe.

Narró que los golpes, bofetadas, y patadas que le dan son de verdad.

Dijo que después de la representación, irá a su casa para descansar y despertar en la misma noche del viernes, ya con el cuerpo “molido”, pero con el deber cumplido, para el lunes volver a su rutina, a su trabajo, pero con un halo especial y con un cambio en su espíritu.

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