Melissa Elena Estrada, quien tiene ocho años y cursa el tercer año de primaria en la escuela Adolfo López Mateos, ubicada en la colonia Lomas de Casa Blanca, asegura que sólo come el “lonche” que le prepara su mamá.

Por ejemplo, ayer llevó “quesadillas con agua de limón”, y agregó que cuando no lleva alimentos, en la cafetería venden enchiladas, gorditas, tacos, dulces, “papas fritas y refrescos pero sólo se los venden a las maestras de la escuela”.

—¿Por qué se los venden sólo a las maestras?

—Porque nos puede hacer daño, las maestras nos dicen que no compremos, que eso nos hace daño y no los tenemos que comer.

Melisa comenta que desde que entró a la escuela no les dejan consumir estos productos, pese a ello sus amigos “compran frituras, son bolsitas chiquititas y con mucha salsa”.

David Antonio Rosas Moreno, encargado de la cooperativa de la escuela Nicolás Campa en el turno vespertino en la colonia San Francisco dijo que él ha observado que los niños aunque no compran refrescos en la primaria, guardan el dinero para adquirirlos en el exterior.

— ¿Qué les vendes a los niños?

— Desde lo nutritivo hasta lo chatarra: coctel de fruta, vasos de pura uva, fresas con crema, barras integrales, yogurt con cereal y quesadillas

— ¿Y de comida chatarra?

— Comida chatarra, pues nada más papitas fritas en poca cantidad, digamos 40 bolsitas al día, aunque son normales de las que venden en la tienda.

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