Apenas el árbitro pita el final del partido México contra Alemania, que ganó el seleccionado azteca, las calles se comienzan a poblar de gente de todas las edades, quienes vestidos de verde salen a celebrar el triunfo deportivo de los mexicanos.

Por la mañana, antes del partido, las calles de la ciudad lucen desiertas. Son pocas las personas que se ven en las calles.

Los autos en las avenidas también son pocos. Unos cuantos. De los pocos, la mayoría se dirigen a algún restaurante a ver el debut en Rusia del combinado azteca. Los restaurantes del primer cuadro de la capital están llenos de familias que salen a desayunar, ver el futbol y festejar a los papás en su día.

A celebrar en el Zenea.

Tras 90 minutos de nervios y tensión, la afición respira aliviada. Se le ganó a Alemania y hay que celebrar.

La mayoría de los pasos se dirigen al jardín Zenea, en el corazón de la capital queretana, donde tradicionalmente se reúnen la hinchada a celebrar.

Muchos visten playeras verdes con el escudo nacional y acuden en familia, toman fotos y videos que demuestren que son parte del festejo nacional por esta victoria, que apenas es la primera de la jornada mundialista para México.

Las banderas tricolor también están presentes y ondean al ritmo de las porras.

Poco a poco la ola verde, como en casi todas las ciudades grandes del país, se congrega en las calles del primer cuadro capitalino.

Salen de las calles cercanas al centro, de los restaurantes, de los bares que aprovecharon la ocasión para abrir sus puertas a las aficionadas y aficionados que desde temprana hora se dieron cita en esos lugares de reunión.

La selección azteca vence a la alemana, o como algún ingenioso escribió en redes sociales: la raza pura fue vencida por la pura raza.

Gritos de “México, México” se escuchan por todos lados, así como los cláxones de los automóviles que suenen rítmicamente.

Todo es fiesta y alegría por unos momentos. Todos celebran, al menos hasta el próximo sábado, cuando México vuelva a saltar a la cancha contra Corea del Sur.

Muchos de los aficionados caminan por 5 de Mayo, 16 de Septiembre, hacia Corregidora, apresuran el paso, otros llegan de manera espontánea, no los convoca nadie.

Llegan porque ya saben que ese lugar es el usado en ocasiones especiales para otro equipo: Gallos Blancos.

Cuando el equipo local tiene un triunfo, es en el Zenea donde suelen celebrar los hinchas. Ahora lo hacen por la selección.

El festejo dura un par de horas. El saldo es blanco. Sólo aficionados que se reunieron por unas horas para olvidar los problemas y celebrar la victoria histórica de México ante uno de los equipos favoritos para ganar el mundial.

ar

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