Para que el Reglamento de Protección Ambiental y Cambio Climático emitido por el municipio de Querétaro, el cual prevé la prohibición del uso de bolsas de plástico, pueda funcionar, se necesita que vaya acompañado de una ley de empaque y embalaje, consideró la ambientalista María del Carmen Siurob.

Refirió que la prohibición del uso de bolsas de plástico marcha de manera positiva en la Ciudad de México, porque se ha hecho una campaña de concientización sobre la contaminación que las personas generan.

La ex directora del Parque Nacional El Cimatario (Panec) señaló que junto con el Reglamento de Protección Ambiental y Cambio Climático hace falta una campaña que desmotive el uso de las bolsas de plástico, así como contar con una servicio de limpia y recolección de basura que permita separar los residuos.

En ese sentido, indicó que la Ciudad de México, que adoptó la medida desde 2010, cuenta con un avance en la materia “envidiable”, puesto que poco a poco los ciudadanos se han hecho conscientes de la importancia de no usar bolsas plásticas.

“Hay que tenerle envidia [a la Ciudad de México] porque tienen implementadas varias cosas que les funcionan”, indicó, al tiempo que enfatizó que todo lo que promueva la disminución de residuos es positivo, pero lo que le preocupa es que sean reglamentos que se emitan por el deseo de hacer las cosas, sin contar con fundamentación al respecto.

“Mientras no haya una ley de empaque y embalaje, no pueden prohibir que se den bolsas de plástico. Un reglamento no puede decir qué vender y qué no vender, no está fundamentado como una ley, y eso a la larga puede traer problemas cuando se quiera instalar una ley de empaque y embalaje que diga que tiene que ser con materiales biodegradables”, agregó.

Siurob comentó que el reglamento capitalino “está cojo” ya que da oportunidad a que ocurra lo que pasó como con el reglamento de estacionamientos, en el cual varios actores privados recurrieron a amparos para evitar su cumplimiento.

Concientización. Además, la ambientalista precisó que se debe de trabajar en la cultura ambiental, actividad que se ha olvidado durante mucho tiempo, para promover el uso de productos que son biodegradables.

Puntualizó que la manufactura de bolsas biodegradables es igual de costosa que hacer bolsas “normales”, pero como no se hacen en grandes cantidades por demanda del mercado, el precio por unidad se eleva.

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