Hace ocho años, Victor Lozada Estrada decidió “tirar todo por la borda”: el dinero que logró durante su vida profesional —con tres carreras— lo gastó en viajar por toda la República, el dinero se acabó, pero él sigue rodando en su moto con sus tres perros. Los que habitualmente lo acompañan son Bebé Guau Guau, de ocho años, y La Chimoltrufia, una perrita que encontraron en la calle, y que desde entonces viaja en la caja trasera.

Biker de toda la vida, decidió darle un vuelco a su vida, salir en su motocicleta con los aditamentos necesarios para vivir: una casa de campaña, cobijas y los pocos pesos que logra en el camino.

Con la carretera como casa y sus amigos motociclistas como cómplices de la aventura, Victor viaja por todo el país, los gastos los solventa con el dinero que le dan en cada parada.

“Viajo porque soy biker, me gusta nada más, nací en San Nicolás de los Garza, Nuevo León, mis papás son de Coahuila, me críe en Martínez de la Torre, Veracruz, radico en Tamaulipas pero soy un constante viajero y me dedico a recorrer el país”.

De todo México y de ningún lugar, su domicilio está en Tamaulipas pero asegura que la carretera es su verdadero hogar.

Bebé Guau Guau y La Chimoltrufia posan para la foto, esa es la manera de mantenerse; en cada gasolinera no falta quien le dé algunos pesos o una bolsa de croquetas para las mascotas, ellas son la atracción.

“Viajo por la gracia de Dios y luego con el favor de mis amigos que son los que me financian, me tomo una foto, no tengo una moto de gran cilindraje, piezas comerciales, no nos da para más, tengo tres carreras profesionales, trabajé, pero tiré todo por la borda”.

“Me dediqué a pasear, tiré todo lo que tengo y mis amigos me siguen manteniendo, me mandan llamar en donde andan y aquí ando, por el amor de nuestros hermanos biker es posible que las ruedas sigan adelante porque todos mis recursos me los acabé, lo que logré se agotó”.

Desde hace ocho años salió de su casa con un solo objetivo: rodar sin rumbo y de paso conocer cada rincón de México, convivir con la familia motera, fomentar el espíritu de hermandad que tiene esa comunidad.

Tiene amigos en todos los estados del país, cuando se puede alguno le abre las puertas de su hogar para descansar, comer y planear la siguiente parada. En carretera, no va a más de 80 kilómetros, en viajes largos engancha una caja, como extensión de su moto, en donde echa lo necesario para no pasar frío o hambre.

En viajes más cortos, la canasta de plástico es suficiente para llevar a La Chimoltrufia quien está ataviada con lentes biker (para proteger del viento), molcajete de plástico adaptado como casco y un vestido que no deja a dudas que es mexicana.

A Bebé Guau Guau lo distingue un paliacate al cuello, de coquetería. En viaje, solo se alcanza a notar el vuelo de sus orejas; en la misma carretera es imposible quitarles la mirada.

En el último mes, Víctor y compañía han recorrido cientos de kilómetros de Saltillo hasta Cancún “primero anduvimos en Monterrey, luego acompañamos al Motoclub Camellos en Saltillo, luego a Tecolutla, Veracruz; regresé al norte en Monclova, Coahuila; luego León, Guanajuato, regresamos a Veracruz y terminamos en Cancún.

Cuando se le pregunta el porqué de la aventura, responde que la vida solo es una, y esclavizarse al trabajo no es la mejor opción. Igual que Bernardo Logar, al final del camino lo importante es seguir los sueños y cumplirlos.

Con más de 55 años de edad, Víctor se quedó en Tamaulipas luego de que su esposa se fue a vivir a Nueva York, su hija y nieta también están allá. Tiene tres carreras profesionales pero eso, explica, ya no tiene tanta importancia, la felicidad la encontró en la carretera.

“Tengo una maestría en Economía, trabajó como buzo profesional durante 15 en operaciones submarinas en la zona de Campeche y también soy técnico en electricidad industrial; estuve embarcado 15 años y renuncié”, comenta.

Bebé Guau Guau es su compañero de siempre, en el camino encontraron a La Chimoltrufia a quien decidieron adoptar, hay una tercer perrita que es Bambina, quien muchas veces se queda con la familia en Tamaulipas.

“Mi casa es la carretera, todos los días estoy en mi casa; le echamos a la rodada y en donde nos encuentre la noche, ahí nos quedamos, no nos agüitamos; a donde nos inviten allá vamos”.

Víctor refiere que por su edad no se lleva bien con las redes sociales, no son su fuerte, por lo que su familia le ayuda a manejar herramientas como Facebook en donde tiene Fan Page y tiene registro como “artista”, ahí, sube fotografías de sus viajes y tiene un número de cuenta bancaria en donde le llegan recursos de sus amigos.

“En el camino te encuentras muchos hermanos, los bikers nos ayudan a continuar; en la carretera, en las gasolineras, cuando nos paramos a comer algo, a la gente le gusta tomarse fotos con Bebé Guau Guau, con La Chimoltrufia, se suben a la moto y nos echan una moneda, un billete”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS