Miles de devotos salieron de sus casas para realizar la visita de los siete templos, una tradición que los feligreses católicos conmemoran año con año el Jueves Santo, día en el que se recuerdan las horas previas de Jesucristo antes de su detención y posterior juicio y crucifixión, día en el que también se celebró el lavatorio de pies y la última cena entre Jesús y sus apóstoles donde predijo la traición de Judas Iscariote.

Ríos de reflexión en la capital, en una zona en la que sobran las iglesias y los templos católicos y por lo mismo, algunas de las principales calles permanecen con cierres viales parciales en su circulación.

La visita a las siete casas se toma en serio por los queretanos e incluso por los visitantes que aprovechan la Semana Mayor para visitar a algún familiar en la entidad.

Tarde en la que terminó el tiempo de Cuaresma para comenzar con el Triduo Pascual que culminará en la vigilia que conmemora, en la noche del Sábado Santo al Domingo de Pascua, la Resurrección de Jesucristo.

Primera estación. El Templo de la Santa Cruz es uno de los sitios más representativos del centro capitalino. Quienes lo toman como la primera visita de la jornada, representan cuando Jesús, tras la última cena, asistió al huerto de Getsemaní.

María de la Luz Bárcenas y su hermana se encuentran desde el pasado lunes en la entidad, originarias del Estado de México.

“Para mí y para mi hermana además de que es una oportunidad para visitar a mi hija, significan mucho estos días, en especial porque se dan gracias a Dios por un año más de vida y un año más para renovarnos en esta Semana Santa.

“Pienso que en estos días previos al Viacrucis se debe reflexionar, pensar en lo que uno hizo tanto bueno como malo, cómo nos encontramos en nuestra relación con Dios aunque no lo veamos, es muy bonito cumplir con él, recordar lo que Jesús vino a hacer”, comentó María de la Luz, al tiempo de reconocer que fue su madre la que les inculcó desde muy pequeña el respeto por los días santos.

“Es tiempo de guardar los días santos, no son vacaciones, sino que hay que tratar de encomendarse más a Dios, recordar que sufrió mucho por nosotros y debemos tratar de ser mejores”, agregó.

Tiempos difíciles son los que se viven espiritualmente en la actualidad, pues María de la Luz reconoce que “sólo cuando necesitamos algo es cuando nos acordamos de Dios y es necesario anteponerlo en todas nuestras acciones”. Una época en la que en su opinión “es muy bonito cumplir con la Cuaresma, aunque ya no se vive igual que antes, hoy la gente vive más rápido, la gente tiene prisa y ya no tiene tanto tiempo para Dios”.

Segunda estación. Representación del recorrido de Jesús del huerto a la casa de Anás. El Templo de la Merced, sobre la calle Independencia es la segunda parada para quienes comenzaron desde La Cruz. El camino hacia la segunda iglesia está marcado por moños morados con blanco, colocados a lo largo de la calle.

Don Alejandro Montaño esperaba a su hijo fuera del templo. Hacía cuatro años que no hacía la visita de los siete altares que este año retomó, en un día que “sirve para reflexionar sobre la propia fe, lo que hizo Jesús por nosotros y se recapacita sobre todo lo que hacemos día con día para tratar de ser mejores”, compartió.

Una tradición que aprendió con sus padres, aunque habían pasado cuatro años sin conmemorar el Jueves Santo, un día para el que se prepara “con una confesión previa, procuro estar con buenos pensamientos y tener mucha paciencia, serenidad y estar calmado durante esos días, para empezar un nuevo ciclo después de la Pascua”, indicó don Alejandro, quien llegó hace 15 años al estado a vivir, procedente de la Ciudad de México.

En todas las estaciones, se rezan seis padres nuestros y seis Ave María con sus glorias, además de que en cada una se hace una profunda meditación.

Tercera estación. La tercera estación es la representación del traslado de Jesús de la casa de Amás a la casa de Caifás. El Templo de la Congregación, muy cerca de Plaza de Armas, reúne a miles de personas que entran y salen del lugar, aunque hay también cientos de creyentes al interior que ahí permanecen durante sus rezos y oraciones.

Olivia Agapito, aunque se dice católica, aceptó que este es el primer año que realiza la visita de los siete altares. “Toda mi familia es católica pero de los 17 años para acá fue que me metí más a la iglesia, antes no asistía, no entendía, así que tiene poco que me envolví en la vida espiritual”.

“Es una tradición muy bonita, estar en comunión y unión con Dios al visitar estas sietes casas”, contó la joven que alrededor de las 19:00 horas apenas comenzaba su recorrido por los siete altares.

Cuarta estación. Los creyentes siguen su camino de la casa de Caifás a la de Pilatos. La visita tocó en el templo y convento de San Antonio.

Las filas de entrada son largas como los demás santuarios.

La quinta estación representa el recorrido de la casa de Pilatos a la de Herodes. El Templo de San Francisco es la siguiente parada, pero la vendimia de antojitos alrededor del Jardín Zenea, hace que el flujo de personas en las inmediaciones incremente considerablemente.

Con la sexta estación se representa el camino de Jesús de la casa de Herodes a la de Pilatos. Tocó el turno del Templo de Santa Cecilia, donde no cabe ni un alfiler.

La última parada, con la que se representa el camino de Jesucristo de la casa de Pilatos al Calvario, termina con la visita a la Catedral de Querétaro, en una jornada en la que sobresale la reflexión de los propios actos, en la búsqueda de un crecimiento espiritual que lleva a miles de personas a recordar y recrear simbólicamente el andar del salvador de los hombres antes de su muerte en la cruz.

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