Este 10 de mayo, Día de las Madres, el Panteón Municipal Cimatario recibió a quienes asistieron para visitar y recordar a sus mamás, hermanas, tías y abuelas fallecidas.

Rezos, cantos, recuerdos y el anhelo de visitar a seres queridos fueron las situaciones que abundaron al pie de las tumbas durante este 10 de mayo. El llanto, la melancolía y la conmemoración de apreciables remembranzas rondaron el ambiente.

Dolores Zamora Arreola acude al panteón desde hace varios años, tiempo en que ha visitado tanto a su madre, esposo y demás familiares. Pero este diez de mayo lo hace por una persona en particular: su hermana que falleció en abril de este año.

La estadía de Dolores y sus hijas se repite cada ocho días aunque refrendó que esta visita es especial pues, “vengo especialmente por ser el día de las madres. Vine a ver a mi hermana que era madre, además era mi única hermana”, narró.

Rememorar a su hermana es un acto de personal afecto para Dolores. Llevó flores y rezó en torno a los restos de su familiar.

En el panteón se congregaron personas de todas las edades, quienes mayoritariamente asistían con un propósito en común: recordar a la sus mamás que han muerto. Así sucedió con Guadalupe Rosas, quien desde hace 15 años asiste al cementerio con eso propósito.

“Venimos a visitar a mi mamá cada domingo y en especial el día de las madres. Ella falleció en el 98”, explicó Guadalupe.

Desde el fallecimiento, concurre cada domingo a la tumba de su madre; “hemos estado visitándola en el panteón, ya no está con nosotros. Sin embargo, no podíamos descartar este día tan especial”.

Además de familiares y allegados, la presencia de los músicos fue una constante. “Somos los provincianos del Norete”, refirió Margarita Herrera Solís, quien es integrante del grupo desde hace treinta años, tiempo que han dedicado a cantar frente a la tumba de las madres.

“Desde hace como 30 años, le cantamos a todas las personas que nos solicitan el servicio”, dijo.

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