Piedras como el ópalo, ágata y el mármol provienen de municipios queretanos como Amealco, Colón y Tequisquiapan y se utilizan para elaborar diversas artesanías que se comercializan el andador Libertad.

En el local número seis de dicho pasaje, atiende Rubén Morales Suárez, quien desde hace 45 años dedica su tiempo al tallado de piedras.

Rubén cuenta que las piedras que comercializa provienen de Querétaro y él se encarga de tallarlas.

“Entre más iridiscencia (colores y tonalidad), tiene un ópalo, es mejor. Éste debe tener colores como los arcoíris para que sea de la mejor calidad. Esa es una cualidad del ópalo, tener colores como un arcoíris”, afirmó.

El comerciante describe su pasión por las tradiciones de su lugar natal, cuando integra entre ellas a las piedras.

“Me dedico a la auténtica artesanía de aquí, de Querétaro; los ópalos, que es la piedra tradicional del estado, además utilizo otro tipo de ellas”, señaló.

También las ágatas, calcedonias, cuarzos, mármol en bruto y tallado en figuras, son algunas de las piezas que fácilmente pueden encontrarse en algún redondito lugar del estado, entre ellos el local de Rubén Morales.

Negocio de familia

“Todas estas piedras, además de diferentes tipos de artesanía —aretes y dijes— aquí los fabricamos. Yo mismo los engarzo, mi esposa me ayuda”, dijo.

El negocio familiar no sólo incluye a su núcleo inmediato, pues también generaciones anteriores se dedicaron al comercio de las piedras. Rubén recuerda que desde que era joven su padre lo abasteció de conocimiento suficiente en materia de piedras

“Mi papá me enseñó este trabajo y le seguí por mi cuenta. He trabajado desde siempre. Laboré en una fábrica hace unos años, pero me dediqué más a este tipo de labores”, informó.

Relata que tantas décadas de trabajo forjaron su habilidad para detectar las piedras que están en el punto exacto de ser o no labradas.

“Más que nada hay que checar la dureza del ópalo, que sirva porque hay muchas piezas que no son para tallarse. Algunas no tienen la madurez que se requiere para que sean pulidas”, dijo Rubén. Explica que estas piedras, cuya maduración no se ha conformado, se pueden pulir pero corren el riesgo de presentar defectos, fallas, talladuras, manchas, entre otras.

“Eso es lo que hay que conocer. El trabajo de 45 años me da la experiencia para saberlo”, comentó.

Todos estos conocimientos le son de utilidad cuando acude a comprar su mercancía.

Asegura que él mismo va hasta las minas de donde salen las peculiares piedras queretanas.

“Yo acudo directamente, hay que transportarse en autobús para ir con las personas que los extraen de la mina”, afirmó.

Reveló como los mineros extraen el ópalo: “Ponen las piedras en frascos con agua para que se aprecien los colores, se une el agua para darles vida a los ópalos. Es un proceso de muchos años para el cual hay que conocer las piedras, porque algunas no sirven para tallarse, sólo para colección”.

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