María Esperanza García —de 59 años— cayó en depresión durante dos años debido al fallecimiento de su esposo y a la partida de sus hijos.

“Yo tenía una depresión muy fuerte por la muerte de mi esposo hace tres años, me sentía yo muy mal, lo extrañaba muchísimo, por lo que tuve que recibir atención sicológica, ahora lo sigo extrañando pero en estos momentos me he encontrado a mí misma, sé que sigo siendo útil y que tengo aún una vida por delante”, dijo.

Esperanza García relató que hoy día la depresión la ha superado debido a la atención profesional que recibe, además de asistir a talleres de pintura, cocina y joyería, en los cuales ha hallado no sólo una actividad en que ocuparse, sino personas que pasan por la misma situación que ella.

“Tengo dos hijas, mi marido falleció; era hora de que yo me encontrara a mí misma; tengo mis actividades, veo a mis hijas y ahora tengo nietos que me hacen muy feliz; la depresión era porque me quedé sola, mis hijas se fueron y mi esposo también”, comentó.

Aseveró que para ella la vida no se fue con su esposo o con sus hijas, sino que lo importante es reinventarse cuando se atraviesa por situaciones tan complejas como la soledad de la noche a la mañana.

La responsable del área de Género de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y sicóloga, Patricia Aguilar, explicó que una de las razones por las cuales las mujeres de 40 años en adelante caen en depresión es por falta de un proyecto de vida personal.

“En muchas ocasiones el proyecto de vida de una mujer se convierte en el proyecto de vida de una familia pero no en un proyecto personal”, expuso la especialista en estudios de género, quien señaló que las mujeres en la sociedad mexicana construyen su plan de vida en torno al de la familia a la que atienden a pesar de que éstas tengan una profesión o estén insertas en el campo laboral.

La problemática se debe, apuntó, a que la educación que las mujeres reciben va enfocada a servir a otras personas y dejan de lado sus intereses personales.

“Pues no tienen un proyecto personal que no sea el de su familia, esto es la construcción social del género e independientemente de que una mujer pueda tener una profesión o estar insertas en el ámbito productivo, las mujeres que entran en depresión por la ausencia de hijos y esposo es porque no cuentan con un proyecto de vida”, indicó Patricia Aguilar.

Quien dijo que la solución radica en formar un proyecto a largo plazo, en el cual se inserte los deseos personales, lo que las mujeres sueñan, en qué lugar y con quién se ven a futuro.

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