Los gritos de “Querétaro siempre gay”, “Todas las familias, todos los derechos” y “Asesinos”, resonaron en el Centro Histórico de Querétaro, se escuchaban incluso en el interior del “Autobús de la Libertad”, que promueve la defensa de la familia tradicional, que fue rodeado de ciudadanos que se oponen a su estadía en el estado y que después de varios minutos tuvo que dejar el sitio, como en otras ciudades donde su presencia ha sido rechazada.

Activistas y ciudadanos defensores de los derechos humanos, así como de la diversidad sexual impidieron que el “Autobús de la Libertad” y sus simpatizantes realizaran un mitin en el Jardín Corregidora.

Juan Dabdoub, presidente del Consejo Mexicano de la Familia, rodeado de integrantes de la comunidad LGBTT, tuvo que abordar el autobús para salir del primer cuadro de la capital, mientras los manifestantes celebraban su retirada.

Una pequeña victoria, fue el sentir general de los jóvenes que acudieron a la convocatoria que hicieron apenas unas horas antes de conocerse el arribo del “Autobús de la Libertad”, con su color naranja y su mensaje de, según quienes lo promueven, respeto.

En el Jardín Guerrero se comenzaron a reunir activistas e integrantes de la diversidad sexual; preparaban sus cartulinas con consignas en contra de la presencia de la unidad, que consideran símbolo de la intolerancia y el retroceso en los derechos humanos.

No es el primer lugar donde la ciudadanía se manifiesta en contra del mensaje que traen sus organizadores, cercanos a grupos católicos y conservadores, quienes piden que sean los padres quienes hablen de sexualidad a sus hijos y se oponen a educación sexual en las escuelas.

Las cartulinas con consignas están listas

Son casi las 10:00 horas, y un grupo de manifestantes se dirige al Jardín Corregidora, a donde se dice llegará el autobús. Se preparan para protestar, como lo han hecho en Guadalajara, Celaya y León, entre otras ciudades, cuya población de la diversidad sexual hizo frente, impidiendo su acceso o sus actividades en las mismas.

El autobús con la frase “Con mis hijos no te metas”, arriba al primer cuadro de la capital. Se estaciona junto al Jardín Zenea, en un lugar donde está prohibido estacionarse, ninguno de los policías lo invita a moverse.

La primera fue una joven mujer, quien sobre una bicicleta posaba con la bandera del arcoíris frente al camión que esperaba el momento para avanzar, cuando Juan Dabdoub, presidente del Consejo Mexicano de la Familia, arribara al Jardín Corregidora. Unos dicen que llegó a Querétaro desde un día antes y se hospedó en uno de los hoteles del primer cuadro capitalino.

Apenas se sabe de la llegada del autobús, los manifestantes corren para impedir que se mueva. Adentro del camión el chofer se toma tranquilamente un café mientras los jóvenes colocan una cinta roja con la palabra “Peligro” y pegan cartulinas en el parabrisas con algunas ideas: “El Frente NAZIonal de la Familia miente. Pecado es violar a una niña y obligarla a ser madre. Todas las familias son sagradas. El DIU no es abortivo. Curas pederastas: no se metan con mis hijos”, se leía en una de las que bloqueo la visión del chofer.

 

Los manifestantes toman una bandera del arcoíris, símbolo de la lucha de la comunidad de la diversidad sexual, y envuelven con la misma al autobús, símbolo de los grupos conservadores, del pensamiento religioso y, para algunos, de la intolerancia y la segregación, en una pequeña, pero simbólica victoria sobre el poderío de los sectores auspiciados, dicen, por la Iglesia Católica.

Los policías, tras unos minutos, acuden a resguardar el autobús. Algunos empujan a las manifestantes, pues las más participativas son mujeres, molestas por las intenciones de que terceros decidan sobre sus cuerpos.

“No me empujes”, dice una mujer a un oficial de la Policía Municipal, quien la encara y le dice que se haga para atrás. La mujer responde, le suelta la frase: “Ah, ahora te pagan por protegerlos a ellos”. El oficial enrojece y hace un gesto de furia, con un grito le dice que se haga para atrás, otro manifestante le dice al uniformado que cumpla con su deber y multe al camión.

Por lo menos otros ocho policías se suman al resguardo del camión. Algunos de los integrantes del Frente Nacional de la Familia aprovechan que los policías repliegan a los manifestantes para quitar las cartulinas del parabrisas, lo que enardece a quienes las pusieron. De inmediato corren a increparlos, los encaran. Los gritos son de ida y vuelta, a corta distancia, el combate se da en la distancia corta, en un momento se rozan, se empujan, pero no pasa a mayores.

Los automovilistas que pasan por el lugar tocan el claxón en apoyo a la comunidad de la diversidad sexual y feministas, cuando ven que se trata del “Autobús de la Libertad”. Sacan la mano por las ventanillas y hacen la “V” de la victoria, en apoyo de la comunidad LGBTT en el estado.

Los uniformados hacen un semicírculo alrededor del camión, para que pueda avanzar hacia el Jardín Corregidora. Los manifestantes se repliegan por unos segundos, pero no se retiran. El autobús se detiene adelante del monumento a la Corregidora. Los manifestantes dan a bienvenida a Juan Dabdoub, quien al ver la manifestación decide “poner pies en polvorosa”.

Cancela su conferencia en el jardín. No hay condiciones para ello. Dabdoub, con aire ceremonioso, de barba y de “manos largas” camina de manera lenta hacia el autobús.

La victoria pequeña y simbólica de la comunidad LGBTT y feminista se consuma. El Consejo Mexicano de la Familia no pudo hacer su acto público en el Centro Histórico de Querétaro.

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