En su mensaje dominical, el obispo de Querétaro, monseñor Faustino Armendáriz, invitó a la ciudadanía a que en esta temporada navideña, fecha del nacimiento del Niño Jesús, se aboquen a la transformación que deben de tener en su persona para ser mejores seres humanos.

Lo anterior, lo advirtió el titular de la grey católica queretana en la celebración del segundo domingo de adviento y cuyo período, que inicio con el domingo 30 de noviembre, da comienzo al Año Litúrgico y concluye el 24 de diciembre.

Esta temporada contempla los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía. El término “adviento” viene del latín adventus, que significa venida, llegada, además de que el color usado en la Iglesia durante este tiempo, es el morado.

“Celebramos el segundo domingo de adviento, y con ello, recordamos a San Marcos, quien desde la primera línea de su escrito proclama la dignidad de Cristo y el largo camino que hay que recorrer desde el anuncio del bautista a la afirmación central de nuestra fe; Jesucristo es el hijo de Dios”, comentó. Recordó que es Jesucristo la buena noticia, el Evangelio que es salvación y por lo tanto debe de anunciarse para todos y con ello, el tema de la conversión, como consigna espiritual y tema de reflexión para el tiempo de adviento.

“Es aquí donde surge la necesidad de preguntarse si voy bien, o hacer examen de conciencia con honestidad y valentía, esta es la manera para no andar fuera de los caminos de Dios, es necesario por ello comenzar hoy, volverse y recuperar el tiempo pertido, esto es conversión”, dijo.

Recordó las palabras de Juan Bautista, quien dijo, que el ser humano es capaz de vivir con austeridad en medio de un mundo de consumo, y ser capaces de no dejarse de revestir con cosas, y para cambiar la sociedad se necesita un paso previo, que es la conversión personal.

“Es sorprendente como podemos llamarnos creyentes de Jesús, sin sentir la necesidad de conversión, fácilmente nos justificamos diciendo ¿cómo me voy a convertir, si no hago esto ni el otro?, algunos creen que son buenas personas, pero creernos buenos nos está impidiendo ser mejores, descubrir la necesidad de conversión”, reflexionó.

Agregó que muchas veces las personas se conforman con la meta alcanzada, pero no se trata de si son buenos o no, sino de escuchar a Dios que pide una nueva conversión.

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