La plaga de gusano descortezador que azotó la sierra de Querétaro en meses pasados, provocó la pérdida de seis mil hectáreas, producto de un manejo obsoleto para el control de la misma, afirmó Patricia Ruiz Corzo, quien es fundadora del Grupo Ecológico Sierra Gorda.

Por ello es necesario que la Norma Oficial Mexicana (NOM) para el control de plagas sea modificada, ya que no es viable en tiempos actuales, afirmó.

“Muy mala [la NOM], porque con ese manejo que se hizo para atender las plagas verdaderamente arrasan con todo, hasta lo que está creciendo, fueron seis mil hectáreas (…) existe una NOM que tenemos que cambiar para que las cosas se hagan de otra manera, porque ésta es medieval”, aseveró.

La NOM establece el uso de químicos que, a decir de la ecologista, hoy en día ya son nocivos para la fauna.

El gusano descortezador se hace presente en temporadas en la zona norte del estado, sin embargo, en julio del año pasado se “salió de control”, según refirió Ruiz Corzo, extendiéndose los municipios de Landa de Matamoros y Pinal de Amoles, principalmente.

En su momento el secretario de Desarrollo Agropecuario en el estado, Manuel Valdés Rodríguez, informó que se aplicó un presupuesto de 1.7 millones de pesos para tratar 10 mil metros cúbicos de madera.

Esos recursos se usaron durante 2012 con el fin de rehabilitar las zonas afectadas por dicha plaga y que se cumplió a cabalidad lo dictado por la Norma Oficial Mexicana vigente, que va en armonía con el medio ambiente.

Dicha información, el funcionario la dio a conocer en mayo pasado cuando dio cuenta de que se usaron 243 mil litros de insecticidas, con afectación a dos mil 400 hectáreas.

Caza ilegal

Patricia Ruiz Corzo también habló de la cacería ilegal que se da en la región, donde personas con armas (rifles principalmente) afectan la vida de los venados.

Si bien en este año las denuncias han sido menores a las del año anterior —señal, explicó, de que la actividad ha disminuido—, es común que personas practiquen dicha actividad, la cual es ilegal.

“Desafortunadamente muchos migrantes regresan con armas y se dedican a la caza, pero hacemos lo que podemos para frenarlo”.

Por tal motivo, hizo un llamado a las autoridades, especialmente a la Procuraduría de Protección al Ambiente (Profepa), para que estén al pendiente de la región, detecten y remitan a quien realice esta cacería.

La muerte de los animales preocupa, aunque afirmó no hay peligro de que se termine —por ahora— con la vida de esta especie animal, ya que cada vez crece más la población de venados, la que por ahora se desconoce en números.

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