Como parte de los festejos en tributo a la virgen de El pueblito, se llevó a cabo la representación de la “primera batalla y muerte del moro”.

Devotos participaron en la escenificación, la cual representó la gallardía y valentía que envuelve la batalla entre moros y cristianos.

La historia de tan legendaria hazaña resalta el contraste entre las virtudes heroicas de los cristianos y las humillaciones que conformaban a los moros.

Las batallas entre moros y cristianos rememoran la etapa de la Península Ibérica, en la que regía el poderío musulmán. En dichas batallas se alternaba el poder entre musulmanes y cristianos.

J. Guadalupe Flores Benítez, representó al emperador Carlomagno, comandante mayor de los cristianos. Comentó que esta batalla representa el combate a la idolatría, característica de los moros, y así atrae fieles a la fe cristiana.

El representador de Carlomagno, relató que esta tradición proviene de una leyenda que indica que en El Pueblito prevalecían los moros idólatras, por tanto no había cristianos, “se dice que un sacerdote cambió el becerro de oro al que lo pobladores veneraban y lo cambió por nuestra santísima virgencita; desde entonces ella es nuestra patrona”, dijo.

Desde entonces, en el poblado se lleva a cabo la representación de la batalla entre moros y cristianos, la cual representan en conmemoración a su fe. En esta ocasión 20 personas participaron en la escenificación, 10 de ellos integraron a los cristianos y 10 más a los moros.

Antonio Ruiz Jiménez, habitante de El Pueblito, testificó haber participado como abanderado de los cristianos. Su papel consistió en hondear la bandera durante a batalla. “Llevo tres años de participar y para mi es muy significativo ser parte de ella”.

Aseguró que para dicha escenificación se requiere de alrededor de 100 personas, pero, dijo, “hay gente a la que le da pena participar, por eso somos tan poquitos, pero esperemos que con el tiempo más habitantes se animen a ser parte de tan bonito acontecimiento”.

Durante la representación de la batalla fue posible apreciar la presencia de personas de todas las edades.

Además, entre los representantes del combate se encontraban niños de hasta 10 años, así como personas de 70 años quienes, con orgullo y esmero, especificaron su fervor por la fe cristiana.

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