En Querétaro, 24% de las mujeres —de entre 15 años y más— reportó haber sufrido un incidente de violencia por parte de su pareja, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh, 2011), informó Patricia Palacios Sierra, coordinadora de posgrado de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).

En respuesta al incremento estadístico de violencia familiar-doméstica y a la violencia estructural que están viviendo el país y Querétaro, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UAQ promueve la especialidad en Familias y Prevención de la Violencia.

Palacios Sierra explicó que la implementación de esta especialidad corresponde a componentes violentos que permean en la sociedad: “Hay datos estadísticos que reportan que la violencia familiar-doméstica está creciendo; datos de 2005 a 2009 demuestran que se ha incrementado de una manera importante y obviamente esto también se articula con una violencia generalizada que vive el país y que afecta la vida de hombres, mujeres, niños, ancianos y demás integrantes de la familia”.

Informó que la violencia familiar en Querétaro, a nivel nacional e incluso mundial, ocurre fundamentalmente en la relación conyugal, “generalmente la perpetra el hombre sobre las mujeres, pero también estamos encontrando casos donde la mujer puede ejercerla sobre sus hijos”.

la Enrideh 2011 destaca que 28% de las mujeres de 15 años y más —casadas o en unidad— afirmó sufrir al menos un incidente de violencia por parte de su pareja; 24.1% padeció violencia emocional, 16.9% económica, 3.7% física, y 2.3% sexual.

Las mujeres maltratadas pueden acumular frustración y reproducirla en una cadena de violencia, “entonces el hogar se ha convertido en un espacio peligroso para la vida de muchos integrantes de la familia”, explicó la académica.

La también investigadora de la FCPyS refirió que de estas situaciones surge la iniciativa de integrar a la oferta educativa una especialidad que propicie la elaboración de programas educativos que contribuyan a cambiar la cultura familiar, a fin de prevenir la violencia; así como de trabajar sobre un eje central, que es la democratización familiar.

Prevé que los especialistas, al egresar, pueden abordar el tema desde diversas perspectivas, ya que entre los alumnos inscritos hay expertos de distintos ámbitos de las ciencias sociales: “Tanto la planta docente como la composición del estudiantado es multidisciplinario; entre los estudiantes hay antropólogos, sociólogos, criminólogos, arqueólogos, sicólogos clínicos y sociales. La planta docente está conformada por abogados, antropólogos, sociólogos, comunicólogos e historiadores”.

Al egresar, los alumnos estarán capacitados para implementar talleres, pláticas, conferencias o desarrollar programas de radio, “como es multidisciplinario, son muchas las formas de abordar y tratar un fenómeno”.

El plan de estudios está trazado sobre cuatro ejes: contextual, conceptual, reflexión-acción y metodológico. De modo que hay una preparación “teórica y metodológicamente para saber diseñar programas de prevención, evaluarlos, desarrollar e implementar programas novedosos que tengan una visión integral de la familia”, explicó Palacios.

Refirió que la novedad está en comprender las relaciones complejas de autoridad y poder en la familia, aspectos que se estudian en la especialidad, a través de nueve materias y la elaboración de un proyecto.

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