Trabajadores de la cooperativa El Rayo de la Limpieza solicitan al gobierno estatal y municipal un lugar en el cual instalar la fábrica productora de trapeadores, la cual emplea a 10 personas débiles visuales y ciegas.

Emilio Pérez Velázquez —ciego— socio y empleado de la cooperativa El Rayo de la Limpieza afirmó que desde hace dos años demandan al gobierno estatal y municipal un lugar para instalar la fábrica productora de trapeadores, sin embargo, —lamentó— que la respuesta de las instancias gubernamentales ha sido negativa.

“Hemos metido papeles en municipio y gobierno del estado, en ambos lugares solicitamos para que nos proporcionaran un lugar para trabajar, eso ha sido desde hace dos años; y la respuesta que nos dieron fue que no tienen lugar desocupado para nosotros, esa fue la respuesta que nos dieron”, lamentó.

Pérez Velázquez aseguró que al contar la cooperativa con un lugar definitivo para instalarse se emplearían a más personas con que presenten algún tipo de discapacidad visual, al tiempo de disminuir el número de personas en estas condiciones que se encuentran en las calles de Querétaro, pidiendo dinero.

La exigencia radica —apuntó— en que al no tener un lugar propio para fabricar los trapeadores, la producción es detenida por días; “lo que ocasiona no sólo que no tengamos ingresos económicos, sino pérdidas, porque hay que pagar a quien traslade las cosas, además de una renta”.

El Rayo de la Limpieza se ha cambiado de lugar tres veces en tres años; ahora la cooperativa se encuentra ubicada en la calle de Nicolás Campa, número 28, colonia Centro. No obstante, en cuestión de semanas la cooperativa tendrá que ser reinstalada en la colonia Satélite.

Lo anterior, se debe a que el lugar que —actualmente— ocupa la fábrica es prestado y condicionado por el dueño de la casa, ya que este solo permite trabajar a las 10 personas cuando él no se encuentra y sin ocasionar ruido.

“Lo único que queremos es que el gobierno nos apoye con un lugar, nosotros ya pagamos impuestos por la cooperativa, y nos comprometemos a seguir pagándolo. Queremos un lugar en el que no paguemos rentas altas, ya que al año la materia prima nos cuesta 50 mil pesos”, explicó.

María Guadalupe Lugo Escobar, y quien padece ceguera total, externó que ellos aunque discapacitados visuales han hecho el esfuerzo para valerse por ellos mismos.

“Yo recibo del gobierno 300 pesos para transporte, pero eso no es suficiente para mis necesidades personales. Yo no pido que me mantengan, sino que nos apoyen con el lugar para instalar la fábrica, ahora le toca a ellos”, dijo.

Para finalizar, María Masarello Trejo —también débil visual— explicó que el proceso de producción de trapeadores comienza con el corte del hilo, cantidad que depende del peso del trapeador, ya que en El Rayo de la Limpieza se produce trapeadores de 250 gramos, 350 gramos, 400 gramos, 700 gramos y de un kilogramo.

“Después de terminar el corte del hilo se hace la mota, en la cual se une todo el hilo, lo amarramos y se pasa a la máquina, en la cual se asegura la mota con alambre y clavos en un palo de madera, después se pasan al peinado y emparejado para quitar las puntas que sobresalen, y por último se embolsa y se sella. Al día producimos 100 trapeadores”; explicó María.

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