Rodolfo Ugalde, administrador del Crematorio Querétaro, explicó y desmitificó algunas de las leyendas urbanas que giran en torno a la incineración de cuerpos, actividad a la que se dedica porque su familia tenía una funeraria.

En entrevista, explicó que en el crematorio trabajan cinco personas, cuyos servicios al día son variables, pues en ocasiones son varios servicios. Señaló que un cuerpo humano tarda en cremarse totalmente alrededor de una hora y media, aunque este tiempo depende también de sus características.

Con cuatro años de experiencia en el crematorio, antes de estar en este local trabajó en el medio funerario, debido a que su familia tenía una y conocía del trabajo. “Siempre he tenido la cercanía con el medio, por mi familia, que tiene una funeraria”, indicó.

Explicó que el proceso de cremación consiste en recibir el cuerpo, previo reconocimiento del mismo por parte de un familiar. Luego de dejarlo en el horno, se baja la temperatura, se recogen las cenizas y se entregan a los familiares.

Uno de los mitos que rodean la cremación es que muchos dicen que los cuerpos con el calor se levantan, como una reacción de los nervios al fuego, cosa que Rodolfo desmiente, pues, dice, es falso.

“Hay ciertos mitos urbanos o leyendas urbanas, de que se mueven y se retuercen y que se están volteando y que se quieren salir, es falso totalmente”, aseveró.

Del mismo modo, dijo que nunca ha tenido una experiencia sobrenatural, y que ellos, en su trabajo, no pueden acostumbrarse al trato diario con la muerte, pues “también se ha estado del otro lado”.

“Se trata con un cuerpo humano, también fue un padre, madre, hijo; por eso hay que respetar”, dijo.

Recordó que lo más duro que le ha pasado es realizar la cremación de su abuelo, “se mueven muchas fibras, como cualquier otra persona”. Pero dijo que las personas sólo se van del todo cuando dejan de ser recordadas.

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