Cientos de católicos, solos o en familia, llegan al templo en el primer cuadro capitalino para festejar a la “morenita de Tepeyac”.
Redacción
Dentro del templo no cabe un alma guadalupana. Las bancas están ocupadas y por los pasillos no se puede pasar sin pisar o empujar a algún feligrés.
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El altar está decorado con una monumental bandera mexicana que cruza del lado a lado. Sobre la misma, la imagen de la Virgen de Guadalupe. Todos los fieles tratan de llegar lo más cerca del altar, para ver mejor la imagen o estar más cerca de la misma.
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Muchos de los fieles que llegan a La Congregación no son originarios de la ciudad. Vienen de otros municipios, aprovechando el asueto de los niños en las escuelas. Usan el día para acudir a misa y luego pasear un poco por la capital del estado.