Antonio Prado Moreno proviene de una familia de artesanos del municipio de Colón, y luego de 30 años de trabajar en el ayuntamiento, jubilado y con tiempo libre, decidió regresar a sus raíces al elaborar sarapes.
Antonio y otros artesanos buscan preservar, a pesar del embate oriental, la tradición de tejer los sarapes como se hacía años atrás.
Redacción
Dice que el telar que usa actualmente para hacer sarapes lo heredó de su abuelo, José Prado y de su abuela, Jovita Martínez Ferrusca.
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Comenta que originalmente se procesaba la lana desde que los borregos eran trasquilados, de ahí se pasaba a la carda, que son dos maderas con agujas con las cuales se hacían los tocos, que se iban estirando y dando vuelta en el torno, hasta dejar el hilo.
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Actualmente la lana ya la traen procesada de Coroneo, Guanajuato, el punto más cercano donde encuentran la materia prima. Luego hacen los procesos de lavado y tejido en el telar de pedal.