En un miécoles común, el Centro Histórico presencia alta afluencia de gente. Pero por la mañana del miércoles 27 de junio las calles se vieron semejantes a las de un pueblo fantasma, sólo se podían oir los gitos de lamento y emoción que provenían de restaurantes. Durante el partido, se hicieron notar los Nórdicos con su particular altura y fuerza, mientras que los mexicanos se percibian más entumecidos que nunca. Los comensales se retiraron decepcionados con el resultado de 3 goles sobre cero. La selección había perdido una vez más. "¡Corea le metió un gol a Alemania!" flotaba en el aire un sentimiento de esperanza. "¡Ya metieron el segundo!" Entonces, los queretanos tenían razones para creer en cosas chingonas.

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