El auditorio del Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro (CRIQ) se convirtió en un consultorio durante esta semana. Un total de 14 alumnos y dos maestros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ofrecieron sus servicios odontológicos de manera gratuita, trabajando desde las 8:00 horas e, incluso, hasta pasada la noche, pues no pararon hasta que el último paciente fue atendido.

Los jóvenes universitarios, estudiantes de la Escuela Nacional de Estudios Superiores unidad León se enfundan en sus batas color azul. Se cubren la cabeza y la boca para atender a los pacientes que acuden al último día de la Jornada Odontológica por la Salud, en el CRIQ.

Son ocho módulos de atención, en algunos hay dos estudiantes, en otros sólo uno, dependiendo del tratamiento que llevarán a cabo en los pacientes, niños o adultos, pues las jornadas son para todos.

Una de las alumnas es Itzel Alejandra González, quien apenas termina de atender a un pequeño paciente, recibe a otro. Dice que el gusto que siente por atender a la gente la motivó a participar en este evento.

“Me gusta mucho la parte clínica. Había escuchado de las experiencias de otros compañeros y me emocionó mucho formar parte, y los números, decir que atendimos a tantas personas, es padre, contribuir con lo que puedes, con tus herramientas, a la sociedad, ser un poco solidario con las demás personas”, apunta.

Dice que no recuerda a cuántas personas atendió en estos días, pues son muchos los pacientes que pasaron por sus manos.

Apunta que su interés por la odontología nació cuando estudiaba la preparatoria, de lo cual no se arrepiente, pues por algo pasan las cosas y por algo está en odontología.

La joven señala que lo más difícil de su profesión es decidir qué se le hará al paciente, saber qué es lo mejor para él en un futuro, ver que no sean medidas para corto tiempo, sino que le beneficien con los años; el diagnóstico es lo más complicado.

Refiere que nunca faltan los pacientes nerviosos: “El miedo al dentista es un miedo general, me incluyo. Es algo que se ve a diario, es algo con lo que se debe de aprender a lidiar, y buscar las estrategias para calmar esa ansiedad un poco”.

Apunta que para ella es más difícil atender a los niños, aunque depende del tratamiento, pues los adultos también son complicados cuando se trata de un trabajo complejo.

Itzel precisa que le gustaría desarrollarse tanto en el ejercicio privado de su profesión, como en una institución de salud pública, pues siempre es bueno contar con varias fuentes de ingresos, además de que en el sector público podría atender a más pacientes.

La joven odontóloga termina la charla. Llega un paciente, un menor de alrededor ocho años de edad, a quien le colocarán una corona. Un sonrisa nerviosa se muestra en la cara de Itzel antes de cubrirse con el tapaboca, mientras toma sus instrumentos para empezar a trabajar.

Los pacientes se suceden unos a otros. El trabajo no cesa, pues afuera del auditorio, en donde se habilitó una sala de espera, hay muchas personas que aguardan por su consulta y tratamiento odontológico.

Los pacientes son de diversas edades, desde niños de seis o siete años, hasta adultos mayores.

Otro de los voluntarios es Miguel Ángel Padilla, quien se formó en Odontología, también en el campus León de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ya terminó su carrera y sólo realiza su servicio social.

Explica que el bien que hacen a la sociedad lo motiva a participar en estas jornadas, pues es un gran número de pacientes a los que atienden en estos eventos, algo que no pueden hacer con frecuencia en su estado.

Apunta que durante los días que llevan en Querétaro atendió a alrededor de 50 personas, siendo lo más complicado la extracción de terceros molares y tratamientos pulpares, que tienen que ver con los nervios.

Para Miguel Ángel lo más complicado de su carrera es la paciencia en los tratamientos, ya que se debe de tener un buen protocolo para tener un éxito clínico adecuado, en beneficio de las personas que atiende.

Al igual que Itzel, no pensaba ser odontólogo desde niño, pues soñaba con ser psicólogo, “pero llegó la UNAM a León con esta carrera y me llamó la atención, y aquí estoy”.

Precisa que es una carrera costosa de cursar, por los materiales que se usan en la misma; pues en términos de colegiaturas y pagos, la Universidad Nacional Autónoma de México es casi gratuita, ya que sólo se pagan 25 centavos al año.

Actualmente, el joven trabaja en una clínica privada en León, Guanajuato, pero aspira a tener su propio consultorio, para poder tener sus pacientes y servir a más personas.

Recuerda que su primera visita al dentista fue a los 17 años de edad, por lo que nunca ha sentido miedo al dentista; aunque, en su experiencia, sostiene que 60% de los pacientes llegan con miedo.

Para tranquilizarlos, dice Miguel Ánge, “primero hay que ganarse su confianza, hablarle, mirarle a los ojos y hacerlos que respiren contigo, mostrarles con paciencia cómo va a ser el procedimiento y qué va a sentir, y se tranquilizan con eso”.

Sostiene que los niños desde que ven la bata azul comienzan a sentir temor; en el caso de los adultos, menciona que podría pensarse que los hombres aguantan más, pero en realidad las mujeres son más tolerantes al dolor y son mejores pacientes.

“Hay hombres que llegan muy asustados, llegan muy nerviosos para anestesia y, a veces, las mujeres son más tranquilas”, añade.

En el último día de la campaña los universitarios interrumpieron las consultas para participar en una ceremonia de clausura, en donde estuvieron presentes las autoridades estatales, de diversas organizaciones civiles y de la UNAM, representadas por Jacinto Armando Díaz, coordinador de las jornadas por parte de la máxima casa de estudios del país.

Jacinto Armando Díaz explica que los 14 alumnos que participan en el evento pidieron acudir al mismo, pues realizan su servicio social, en su último año de odontología: “Ellos deben hacer un año de servicio social. Buscan en dónde podrían cumplir su servicio social. Una de las posibilidades que da la UNAM, entre muchas, es que puedan hacer jornadas odontológicas de una semana, como esta, que se dan de lunes a viernes, y otras que son sólo sábado y domingo”.

Precisa que en 15 días estarán en el estado Zacatecas y que los alumnos acuden a estas jornadas hasta que terminan el servicio social. En cada convocatoria se presentan hasta 40 interesados en participar en estas brigadas, pero se selecciona menos de la mitad, tomando en cuenta historial académico, promedio y actitud, entre otros puntos que hablan de la disponibilidad y compromiso de los estudiantes.

La dedicación de los jóvenes es visible. Al momento de atender a sus pacientes, el mundo a su alrededor desaparece y se concentran únicamente en su trabajo y en la persona a la cual, con sus conocimientos, le brindarán una mejor calidad de vida.

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