Las calles de San Miguel de Allende se pintaron de colores. Nadie fue ajeno a la alegría y júbilo que regodean el lugar, aunque bien reza el dicho: “Cada loco con su tema”.

Turistas de todos los puntos del país atienden el llamado de la singular festividad en la que la mayoría de los habitantes del pueblo colonial participan y recorren año con año las calles del centro como parte de la festividad en honor a San Antonio de Padua y San Pascual Bailón, unos por manda otros simplemente por convivir, bailar y divertirse.

Miles de personas ataviadas en disfraces de todo tipo salieron a las calles para protagonizar el festejo local que se conoce como “La fiesta de los locos”, que año con año se celebra el domingo después del día de San Antonio de Padua, marcado en el calendario el 13 de junio.

Una festividad que se incluye dentro de los festejos por el 475 aniversario de la fundación de la ciudad.

Desde antes de las 11:00 horas algunas de las calles principales de San Miguel de Allende permanecían cerradas por lo que los cientos visitantes y los habitantes de la localidad que no desfilaban, se acomodaran antes del inicio del desfile a lo largo del trayecto que haría el contingente.

La música fue una de las constantes desde ese momento. El contingente, dividido en 13 grupos, ofrecía un espectáculo sin igual lleno de baile y color aunque todavía no iniciaba la famosa fiesta.

En punto de las 12:00 horas inició el recorrido. “La fiesta de los locos” comenzó desde la Iglesia de San Antonio y avanzó por las calles de Zacateros, Hernández Macías, Insurgentes, Aparicio y Núñez.

Luego bajaron por San Francisco hasta llegar al jardín central de la ciudad, frente a la imponente a la Parroquia de San Miguel Arcángel.

Este desfile lo realiza la gente de los barrios de San Miguel, así como visitantes, quienes hacen una verdadera fiesta multicolor, pues se aprecian desde caricaturas y dibujos animados, hasta políticos del hoy y ayer, pasando por luchadores, superhéroes, personajes mitológicos y un sinfín de atavíos que orgullosos portaron los participantes.

La variedad de disfraces es sorprendente, así como el ingenio para hacerlos, pues los sanmiguelenses echaron mano de ropa vieja, cajas de cartón, papel maché, cables, cinta adhesiva, pinturas y cualquier otro elemento a la mano que les ayude a lograr una mejor caracterización.

Cambio de papeles. Durante el recorrido sobresalen los trasvestidos, que también son una parte medular en el festival. Hombres vestidos de mujer y mujeres vestidas de hombre. Todos convivieron y todos disfrutaron y lanzaron dulces a los miles de espectadores. Todos ellos, locos pero felices.

Aunque parezca, no están locos los espectadores que voltean sus sombrillas con las que se cubrían del sol, pues de forma inversa es más fácil cachar los dulces que volaron de un lado a otro conforme avanzó el contingente de quienes por un día, una mañana de domingo, perdieron la cordura para alegrar a quien se encontraban a su paso.

A la cabeza del desfile va el grupo con el carro alegórico dedicado a San Antonio de Padua, avanza acompañado de cientos de brujitas multiacolores que hechizaron a todo aquél que se cruzaba a su paso.

El siguiente fue un grupo que dedicó su temática a la protección del medio ambiente con sus amazonas que protegen a la madre naturaleza de los depredadores.

Siguió el Cirque du Solei; personajes de películas animadas; del videojuego Warcraft; los viejitos con su banda musical; los vendedores ambulantes, un recuerdo de los primeros locos que desfilaron hace 43 años; diferentes personajes de los estudios Disney Pixar y hasta un grupo de trolls (seres fantásticos que habitan en bosques); la película Sing; también diferentes superhéroes de todas las épocas; todos dando una muestra de gran organización para una convivencia sin igual que cautiva tanto a niños como adultos todos los años.

“Inicié hace 37 años”. Trascendió la organización de los grupos participantes, pues las temáticas presentadas cada año son distintas, por lo que para ellos mismos se vuelve una gran diversión desde los preparativos.

Así lo consideró Beto Domínguez, originario de San Miguel de Allende, que este año llamó la atención con su disfraz del vocalista de la banda Botellita de Jeréz con dos de sus coristas, una de cada lado.

Sin embargo, más que diversión su participación responde a una manda que hizo desde 1980.

“Inicié hace 37 años mi participación en el desfile, fue una manda que hice de por vida, a causa de que tuve una enfermedad en los pies que con nada se me quitaba hasta que una persona me dijo que pidiera con fe a San Pascual Bailón, pero si me lo cuentan, no lo creo porque de plano no podía caminar; un día amanecí y el dolor ya no estaba de verdad, gracias a eso he participado año tras año”, contó.

Consideró que gracias a la tecnología y el internet, la festividad ha cobrado relevancia turística.

“Mucha gente viene especialmente a vernos, eso es un gusto, el que te den un aplauso y te motiven a seguir es muy gratificante, pues gracias a esto hemos salido adelante con esta fiesta”, agregó Beto, que para este año preparó con una semana de anticipación su singular disfraz, pues es uno de los tantos participantes que sorprende cada año con sus disfraces y caracterizaciones, las cuales hace él mismo.

De igual forma, doña Cuca tiene 62 años de edad y participó dentro del contingente de los locos.

“Son 30 años de participar en el desfile, a mí me gusta participar por la convivencia que se hace entre todos, por desestresarme..., en mi caso no es por manda sino por gusto y esto lo haré hasta que aguante, porque cada vez son más los que vienen y eso nos da mucho gusto”, aseguró doña Cuca, quien participó junto a sus sobrinos, nietos y bisnietos.

El joven Isaac Salazar fue otro de los integrantes de uno de los grupos, quien contó que desde niño, por su familia, participa en el desfile, y este año le tocó disfrazarse de minotauro.

“Es una tradición muy bonita que antes era sólo del pueblo, pero ahora llama la atención incluso de los extranjeros, es una fiesta de todos donde hay una gran convivencia y unión. La familia comienza con los preparativos en febrero y desde ese mes se determina de qué vamos a salir y en mayo ya comenzamos con la hechura de los disfraces”, explicó.

Sana convivencia. Pasadas las 15:00 horas la fiesta, el desfile y la música terminaron frente a la Parroquia de San Miguel Arcángel.

Los niños fueron los consentidos del día pues todos revisaban el botín de dulces que llevaron a sus casas, padres sonrientes por la singular experiencia vivida y los sanmiguelenses satisfechos de generar un espacio de sana convivencia fue el saldo de “La fiesta de los locos”, una celebración fuera de lo común y para la que las autoridades de Guanajuato determinaron ley seca, sin embargo, la diversión de los locos presentes no necesitó de detonantes externos para que fuera una excelente opción para que las familias celebraran en grande el  Día del Padre, además del santoral local.

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