Los vehículos blindados, color verde olivo, avanzan lentamente por los caminos de terracería en un convoy de cinco unidades. A bordo, Mariana, Carlos, Oswaldo y David  disfrutan del recorrido acompañados por efectivos de la XVII Zona Militar y sus familiares. Los menores de edad, que presentan distintas discapacidades cumplen su sueño: ser soldados por un día, lo cual lograron gracias al programa ‘Soldados honorarios por un día’ de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Es un día especial para Mariana Godínez Landaverde, de 11 años; Carlos Rodrigo Ibarra Juárez, de 10; Oswaldo Galván Merlos, de ocho, y David Amador Martínez, de 10 años, todos son pacientes del Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro (CRIQ). Serán soldados por un día, un sueño que se hizo realidad.

Los menores, acompañados de sus familiares, pudieron conocer de cerca la vida militar y las diferentes actividades que realizan los integrantes de las fuerzas armadas. Ataviados con uniformes verdes, hechos a su medida, rindieron honores a la bandera, pasaron lista y escucharon el parte de novedades.

“Su admirable valor y aprecio a la vida son un gran ejemplo para los que formamos parte de este instituto armado. Representa motivo de orgullo y satisfacción que esta fecha, 30 de mayo de 2017, formen parte del Ejército Mexicano como soldados tanquistas de la mejor unidad blindada del ejército, considerándolos extraordinarios y admirables, ejemplo de lucha y fuerza”, les comenta el teniente coronel Mauricio Sánchez López, a los menores, durante la lectura de una orden extraordinaria.

Posteriormente les entregan reconocimientos y presentes que envió el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, que son artículos personales que usan los efectivos militares en sus tareas diarias.

Después los niños visitan los distintos módulos con las actividades que realiza el Ejército Mexicano. El primero es el Plan DN-III-E, que se aplica cuando hay un desastre natural y las fuerzas armadas acuden en auxilio de la población civil. A los pequeños se les colocan brazaletes amarillos que los identifican como integrantes de este equipo.

Los celulares son usados como cámaras fotográficas. Los familiares de los menores inmortalizan el momento, lo presumirán con amigos y familiares, y para mostrarlas después a los pequeños para que vean como lucen con el uniforme color de verde olivo puesto.

Luego pasan a la estación meteorológica móvil, donde aprenden de los procesos para mantener informado al personal cuando está en una misión o en un rescate.

Los menores participan en una prueba de informe. Toman temperatura, velocidad del viento y la envían a través de la red.

El tercer módulo emociona y atrae a chicos y grandes. Son los vehículos, algunos blindados, que usan los elementos militares en su transporte diario. Pickups artilladas y vehículos blindados llaman su atención. Escuchan con atención que en los blindados va una tripulación de tres efectivos: el chofer, el jefe de carro y el artillero. El equipo realiza una  demostración subiendo al vehículo, colocándose en sus sitios y volver a bajar. Lo hacen con rapidez, precisión y sincronía.

El módulo de sanidad y sus equipos médicos, listos para usarse en cualquier terreno y circunstancia, son observados con atención. Se explica que el equipo de emergencias sirve para atender en el campo a los soldados heridos y que sufren alguna lesión.

En otro módulo les muestran el armamento, donde granadas, fusiles y lanzagranadas son observados con detenimiento. El coronel, Omar González Zamora, comandante del Cuarto Regimiento Blindado de Reconocimiento, explica que los explosivos, que algunas personas llaman comúnmente cohetes, deben ser tratados con cuidado, pues pueden estallar en cualquier momento.

Tras esta aclaración, toma una de ellas, y “accidentalmente” cae. Muchos gritan asustados, pero el coronel explica que es una broma, que es una granada de madera, inofensiva y se usa para los entrenamientos.

Por último, en el módulo de comunicaciones, donde se les explica que éstas son importantes para mantener al tanto a las tropas de los movimientos de los enemigos. El equipo está compuesto por radios y teléfonos, cuyas baterías pueden ser recargadas con energía solar.

Tras el recorrido por los diferentes módulos, se enseñan las habilidades de los perros, propiedad del ejército, de la raza pastor belga malinois. Son tres ejemplares, de tres, cuatro y nueve años, que están entrenados en obediencia, ejercicios, y detección de explosivos. Los canes hacen gala de su entrenamiento. La gente aplaude emocionada al ver a los tres animales obedecer al pie de la letra lo que se les ordena, detectar una granada oculta en una caja.

Un adiestrador explica que los perros cuentan con pedigrí, además de un chip para poder identificarlos y tenerlos ubicados. Son perros muy valiosos, criados por el Ejército Mexicano en una base ubicada en el Estado de México.

Los aplausos a los héroes caninos y sus entrenadores son nutridos, les  gustan a los menores y sus familias, quienes bromean preguntando dónde consiguen un cachorro similar, mientras los militares ríen.

Toda la visita es grabada y registrada por el dron militar, que con su zumbido hace voltear de vez en cuando a los presentes, sólo para saber en dónde está el aparato sobrevolando.

Luego, todos abordan las unidades militares y recorren los caminos de terracería de la XVII Zona Militar. El paseo emociona y divierte a los niños, quienes tienen la oportunidad de tripular los vehículos reservados para las fuerzas armadas, aunque ellos, al menos el 30 de mayo, son parte de éstas, cumpliendo así su sueño de ser soldados, pese a las adversidades de la vida, demostrando valor, fortaleza y disciplina.

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