Arcelia.— La historia al final fue de horror. No sólo hubo abrazos y reencuentros para 25 familias. Sí, el alma a ellos les regresó al cuerpo porque desde el sábado y el lunes pasado esperaban con ansias a sus seres amados y clamaban su regreso. Hicieron de todo. Pero dos familias no tuvieron la misma suerte.

El sábado 9, lo que sería una fiesta después de una boda doble celebrada en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe de la colonia Progreso, terminó en tragedia. Ese día se dijo que había 17 secuestrados, pero hubo cinco familias que no denunciaron.

Ayer regresaron 21, menos el mayor del grupo, un hombre querido en Arcelia, Eutimio Tinoco, de 50 años de edad. Fue asesinado.

En esos días se recrudeció la violencia en esa zona: dos días antes, hombres armados asesinaron a dos taxistas y a un comerciante lo raptaron en la comunidad El Salitre.

Ese sábado quemaron dos vehículos y mandaron a pie a los invitados, principalmente a mujeres y niños.

El lunes 11, a una hora de distancia de donde ocurrió el plagio de los 22, en la comunidad de Santa Ana del Águila, en el municipio de Ajuchitlán, fueron secuestrados cinco maestros; sólo liberaron a cuatro y uno murió.

Los 21 hombres de Arcelia, ayer, minutos después de la 1:00 horas, llegaron en camionetas de la Policía Ministerial del estado a la calle Berriozabal, en el centro de este municipio, a rendir su declaración ministerial.

Varios llegaron sin zapatos y con los pies lastimados. Recibieron atenciones médicas, pero su declaración duró más de nueve horas.

Sus familiares llegaron a las 3:00 horas. Ellos que realizaron una marcha el martes para exigir la salida de la Policía Federal porque aseguran que vieron cómo de las 16:00 horas a las 19:00 —lo que duró el rapto— un grupo de unas 12 personas armadas separó a gritos a mujeres, niños y se llevó a 22 hombres, el menor de 16 años, mientras que los uniformados no hicieron nada.

Desde el domingo hay mal clima en Arcelia, uno de los nueve municipios de la Tierra Caliente, uno con los mayores índices delictivos, según la Procuraduría General de la República, hace frío y llueve. Algo atípico en esta región donde están acostumbrados a temperaturas altas.

Con suéteres y rebozos se sentaron a esperar hasta después de las 10:00 horas a que terminaran de declarar. Tomaban café. Compartían pan. Allí estaban los hijos de Eutimio Tinoco, El Rey de la Tortilla, un hombre que fue asesinado por el grupo del capo El Tequilero, y que tenían a otro de sus familiares retenido.

El dolor cesó un poco, comentaba uno. “Es el día más feliz de nuestra vida, el panorama era otro luego de que ayer (jueves) enterramos a nuestro muy querido amigo Eutimio. Pensamos que no habría esperanza. Pero vea allí están sanos y salvos”.

Desde temprano la noticia fue internacional: liberaron a 21 personas.

Catorce horas después, en una caravana en la que lo acompañó el staff de Comunicación del gobierno del estado, llegó el fiscal del Estado, Xavier Olea Peláez, quien concluyó su declaración con un: “¡Qué viva Guerrero!”. El convoy de unas 10 unidades fue de Fuerza Estatal y Ministerial. No se observó a los cuatro maestros liberados, cuyo rapto se atribuye, según dijo el funcionario, a la célula delictiva de El Tequilero, que se separó de La Familia Michoacana, los mismos que habrían plagiado a los de Arcelia.

Un familiar del director de la secundaria 114, Joaquín Real, de donde fueron secuestrados los mentores, exigió al fiscal que cumpla su palabra: entregue el cuerpo del maestro que aún no aparece y quien al parecer murió de un ataque asmático.

“Vivimos en una zona crítica. Estamos desamparados somos de familia de maestros, apegados al trabajo, él era un hombre dedicado al arte y la cultura, su sueño era narrar un partido de futbol o de boxeo. Tenía dos años en Ajuchitlán”.

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