Madrid.— Se fue el cantante de la voz profunda y entrañable.

Alberto Cortez falleció por insuficiencia cardiaca a los 79 años de edad en un hospital de Móstoles, cercano a Madrid, luego de ser ingresado de urgencia el pasado 28 de marzo.

Las reacciones de condolencia inundaron las redes sociales.

Músicos, políticos, profesionales y ciudadanos diversos expresaron su pesar por la pérdida de un artista especializado en transmitir humanidad desde el escenario, que supo granjearse la admiración y el cariño de sus seguidores y el respeto del público en general. Entre otros, los cantautores Pedro Guerra y Ricardo Arjona, que seleccionaron algunas estrofas de sus canciones más populares para rendirle un sentido homenaje en las redes sociales.

Nacido en Rancul, Argentina, en 1940, el artista que prefería salir al escenario vestido de riguroso negro y cuyo nombre real era José Alberto García Gallo, comenzó a componer canciones de manera precoz, con tan sólo 12 años.

Con más de cinco décadas acumuladas sobre los escenarios, en 1960 el cantautor grabó sus primeros discos, antes de iniciar una gira por varios países europeos, entre ellos España donde fijó finalmente su residencia para desplegar sus alas como artista.

Cortez es autor de temas tan populares como “En un rincón del alma”, “Cuando un amigo se va”, “Mi árbol y yo”, “Callejero”, o “Te llegará una rosa”, composiciones que se integraron a los más de 40 álbumes editados que constan en la fructífera carrera del cantante que se movió sobre todo entre la melancolía, la pérdida del ser querido y los territorios del amor y el desamor.

Durante su dilatada trayectoria sumó su talento a artistas como Joan Manuel Serrat, con quien colaboró en la parte musical en los discos dedicados a Antonio Machado y Miguel Hernández. Y supo empatar con la señora, María Dolores Pradera, con quien grabó a dúo la canción “En un rincón del alma”. El cantautor argentino contribuyó también a popularizar otros temas musicales, como “Los ejes de mi carreta” de Atahualpa Yupanqui, o letras de su gran amigo y compatriota Facundo Cabral, con el que ideó uno de sus espectáculos más aplaudidos: Lo Cortez no quita lo Cabral, que se mantuvo en los escenarios de distintos países entre 1994 y 1996.

Durante su larga trayectoria, Cortez recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Grammy Latino a la Excelencia, la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes de España, la distinción de Personalidad Destacada de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires, además de cuatro discos de oro que ratifican su solvencia en los escenarios.

Activo y vital hasta el final de sus días, Cortez dejó pendientes varios conciertos programados en países de América Latina.

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