La reina Isabel II y varios miembros de la familia real británica asistieron el lunes a un oficio religioso de Navidad, en una iglesia ante la que se había reunido una multitud de vecinos de la zona. En la comitiva estaba también la recién llegada Meghan Markle,prometida del príncipe Enrique.

Markle sonrió y saludó brevemente con la mano camino de la iglesia, en su primera aparición pública con la reina. La pareja se detuvo a conversar con varios vecinos durante el regreso a la residencia real.

“Era realmente preciosa”, dijo Judith Wallis, que habló brevemente con la pareja. Había más gente que en años anteriores, debido tal vez a la curiosidad que despierta Markle.

La reina llegó acompañada por su esposo, el príncipe Felipe, y familiares cercanos como su nieto el príncipe Guillermo y su esposa, Catalina, que se espera dé a luz al tercer hijo de la pareja en primavera.

Guillermo y Catalina también se detuvieron a conversar con vecinos, que esperaban desde temprano, a pesar del frío, para entregar flores a la familia real.

Isabel, de 91 años, y Felipe, de 96, estuvieron ausentes del oficio religioso el año pasado porque padecían influenza, pero lucían con buena salud el lunes, Felipe regresó a pie a la residencia, pero Isabel optó por hacerlo en auto.

La reina y Camilla, esposa del príncipe Carlos, fueron al oficio y luego a la residencia en un auto Bentley con chofer decorado con la estatuilla de un caballo, escogida tal vez por la reina, gran aficionada a los caballos y las carreras.

Isabel aprovechó su mensaje anual de Navidad para rendir homenaje a la forma en la que las ciudades de Londres y Manchester se recuperaron tras sufrir ataques extremistas este año.

Las declaraciones de la monarca, grabadas de antemano sentada a su escritorio, fueron emitidas por TV al Reino Unido y a otros 51 países de la mancomunidad británica.

Isabel II elogió a Manchester, que sufrió un atentado suicida en mayo, y Londres, que registró ataques al Parlamento, el Puente de Londres y otros lugares emblemáticos.

“En esta Navidad, pienso en Londres y Manchester, cuyas poderosas identidades resplandecieron en los últimos 12 meses frente a los ataques espantosos”, dijo la reina.

Añadió que había sido un privilegio para ella visitar a los jóvenes sobrevivientes del ataque a un concierto en Manchester cuando se recuperaban de la explosión, que se cobró 22 vidas.

“Describo esa visita al hospital como ‘privilegio’ porque los pacientes a los que conocí eran un ejemplo para todos nosotros, mostrando una valentía y una resistencia extraordinarias”, indicó.

Isabel también tuvo palabras de reconocimiento para su esposo, de 96 años, que este año se retiró de la mayoría de sus tareas públicas debido a su avanzada edad. Elogia su “apoyo y su singular sentido del humor”.

La reina y Felipe pasan las fiestas en la finca rural de Isabel en Sandringham, 175 kilómetros (110 millas) al norte de Londres.

La familia real tiene previsto un almuerzo privado tras el servicio religioso. Tradicionalmente se entregan regalos en la víspera.

Esta es la primera Navidad que pasa Markle con la familia. La actriz y el príncipe Enrique tienen previsto casarse en mayo en el Castillo de Windsor.

Markle parecía estar a sus anchas cuando caminaba del brazo con Harry a la iglesia. Ella y Catalina hicieron una reverencia a la reina al finalizar el oficio.

Isabel dijo en su breve mensaje navideño que la familia real está deseando “recibir a nuevos miembros el año próximo”.

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