“¡Coffee Prince!”, dijimos en voz alta cuando, a bordo del auto en el que viajábamos para conocer el distrito de Hongdae en Seúl, vimos aparecer en la ventana un cafecito cubierto por una verde y espesa capa de enredaderas.

Este lugar es un reconocido escenario del drama de televisión con el mismo nombre, protagonizado por Yoon Eun Hye y Gong Yoo para la cadena MBC en 2007. Pese a las barreras del idioma, este teledrama —como muchos otros— llegó a México gracias a plataformas como YouTube, en donde se encuentran capítulos subtitulados subidos por fanáticos; pero actualmente se pueden ver en distintas plataformas gratuitas como viki.com

Coffee Prince, como muchos otros escenarios en Corea, es parada obligatoria para los seguidores de los dramas de televisión de este país.

Desde 2002 el gobierno coreano ha promovido estos contenidos como una oportunidad para que la gente conozca el país.

En Hongdae no sólo se encuentra el Café del Príncipe, basta caminar unas calles abajo para topar con la Universidad de Hongik y una enorme avenida que durante las noches se transforma de manera impresionante en un barrio artístico, con cientos de jóvenes que se unen a cantar y bailar para pasarla bien ante un mar de espectadores.

“En casi todo el mundo los dramas coreanos han trascendido por sus nuevos conceptos. Todo esto originó que se incrementara el turismo de Japón, China, Indonesia y Hong Kong; sobre todo de mujeres que querían conocer las locaciones del drama Sonata de Invierno”, cuenta a EL UNIVERSAL Kijin Song, quien es director del Centro Cultural Coreano en México.

Al entrar a Coffee Prince, el encargado nos advierte de un consumo mínimo de 8 mil wons (unos 120 pesos), un costo nada exagerado para un lugar que conserva su esencia: una barra de madera con pequeñas aves de origami que rodean fotografías del elenco y detrás un enorme pizarrón con dibujos y precios de café hecho por los actores; también hay restos de estos dibujos en los cristales desde donde se ve la calle y la gente que va y viene y a cada tanto se detiene a tomarse fotos.

Coffee Prince narra la historia de Go Eun Chan, una chica que, tras la muerte de su padre, deja la escuela y se llena de pequeños empleos para poder ayudar a su madre y a su hermana.

Cuando ve que en este café solicitan empleados hombres, decide que su imagen poco femenina puede ayudarle a conseguir el trabajo.

Lo hace sin imaginar que entrar ahí traería distintas cosas a su vida: una pasión por el café —que la hace profesionalizarse como barista—, amistad y por supuesto, amor.

Llama la atención una de las paredes del café de la que cuelgan cartas y postales de varias partes del mundo, escritas en distintos idiomas por fanáticos que, tras su visita, envían un pequeño detalle desde su casa en agradecimiento a los dueños.

Incluso hay una pequeña bandera de México en la barra. No somos los primeros mexicanos en el lugar. Cuando llega nuestro café —frío por el clima caluroso de la tarde noche de mayo— el mesero nos platica un poco de la popularidad del lugar.

De acuerdo a la página Soompi, el éxito del drama convirtió a su protagonista en la actriz mejor pagada de Corea ese año.

Tal vez una de las cosas que más gustan a quienes han visto esta serie es precisamente el ímpetu de la protagonista por profesionalizarse antes que apostar por su historia de amor.

Estar sentados ahí, en un café de Corea que hace tantos años vimos en una serie de televisión, genera una sensación especial; uno suma un capítulo más a su propia historia.

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