En Marruecos los artesanos lograron crear un invento extraordinario que consiste en el aprovechamiento de las fibras del agave, una planta originaria de México que se cultiva en las regiones más áridas. Es común encontrar esta planta entre el norte del país y el sur de Estados Unidos. Se estima que el género empezó a diversificarse hace 12 millones de años, por lo cual se ha logrado una enorme diversidad de especies, superando las 300, las cuales reciben numerosos nombres comunes, como agave, pita, maguey, cabuya, fique o mezcal, entre los más conocidos.

El agave ha llegado hasta Marruecos y se cultiva en el desierto del Sahara para producir la seda, una tela que se llama seda de agave o sabra y se parece estéticamente a la tradicional por su tejido liso, brillante y muy resistente. Las plantas del agave hoy en día se cultivan en diferentes países de África y Asia y son bien conocidas y aprovechadas para la fabricación de textiles extremadamente resistentes, utilizándolos en la artesanía y la industria de la moda.

Con esta tela se producen velos, vestidos, mantas, cojines, cubrecamas, alfombras y elementos decorativos. Además de ser artesanal, la seda de agave cumple con todos los requisitos de los tejidos elaborados con fibras vegetales. Es un material completamente funcional por ser resistente, flexible y elástico; además, tiene un alto grado de absorción para la humedad, lo que hace que no tenga prácticamente arrugas. Presenta una gran resistencia mecánica, por lo que se utiliza para la confección de elementos decorativos y textiles que requieran una gran durabilidad.

En un taller textil de la ciudad Fez, en Marruecos, se realiza la seda, convirtiéndose en un material 100% vegetal compuesto por fibras de agave. El textil es totalmente ecológico, biodegradable y no genera alergias de ningún tipo.

Abdel Hakam comenta que “el agave se puede cultivar con métodos biológicos, adaptándose a las peticiones de los clientes respetuosos del medio ambiente y en tierras muy áridas, volviendo esta [utilidad] rentable. Además, la producción de la seda de agave se enmarca en el enfoque de cero residuos, ya que la prenda confeccionada puede servir como fertilizante ecológico después de su uso”.

El proceso

El desarrollo de producción del textil a partir del agave es artesanal y sigue siendo lo mismo en Marruecos desde hace siglos: las hojas de agave son trituradas y limpiadas de todos los residuos verdes. Las fibras a continuación se separan, se lavan y se peinan para separar los filamentos blancos, que luego pueden ser teñidos.

La fabricación del tejido se hace de manera artesanal, en talleres equipados con pequeños telares. La producción de tintes vegetales para teñir la seda complementa esta actividad, asegurando al producto un valor agregado estético y ecológico.

En la actualidad

Esta seda vegetal está despertando un gran interés en el mundo de la moda de alta calidad por ser una alternativa más atenta al medio ambiente a comparación de la seda de gusano. La fabricación de la seda de agave es un ejemplo de un “saber hacer [un trabajo] tradicional”, todavía aprovechado por los productores y artesanos y que llama la atención de los consumidores más exigentes y de las tendencias más avanzadas para un mundo sostenible.

Hebdel afirma que “la seda de agave está cambiando la moda y podría salvar la vida de miles de millones de animales”. Asegura que sus clientes más interesados son los turistas preocupados por el medio ambiente y los veganos. Es así como en un gran territorio de bordados y trabajos duros, se puede encontrar un oasis a la variación de materiales comprometidos con el medio ambiente, dejando ver en este taller textil marroquí la oportunidad de lucir, vestir y dejar destruir, porque no le harán daño al planeta.

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