Tuvieron que transcurrir 80 años desde su fundación para que el sambo fuera considerado por el Comité Olímpico Internacional. Este deporte es un arte marcial que nació en el seno de la extinta URSS. El sambo es una combinación de llaves y toma lo mejor de otras artes marciales; se ejecuta entre dos deportistas sobre un colchón aplicando llaves; la sumisión se determina al ganador en cada combate.

El sambo inició en Querétaro hace 6 años, y hace 4 tuvo a sus primeros campeones nacionales.

Pero no ha sido un camino fácil, antes de los logros, la selección estatal de sambo comenzó en las jardineras de la Universidad Autónoma de Querétaro, y tuvo que solventar sus viajes, ya que el apoyo no era suficiente.

“Ha sido un andar muy divertido, hemos pasado por una gran odisea para llegar a esto. Nosotros empezamos entrenando en el pasto o en colchonetas que se abrían, tuvimos que botear, vender galletas y otras cosas para poder asistir a los panamericanos. Estamos muy agradecidos con Gilberto Herrera con quien iniciamos este proyecto, y ahora con la rectora Teresa García, quien sigue apoyando este deporte y estamos agradecidos con la Universidad Autónoma de Querétaro, al igual que con gobierno del Estado”, afirmó Francisco Roque, entrenador y presidente de la Asociación Queretana de Sambo.

Reconocimiento olímpico

Por primera vez en la historia el sambo es reconocido por el Comité Olímpico Internacional, lo que significa que entra en pláticas para convertirse en un deporte olímpico; sin embargo, aún hay mucho trabajo por hacer y protocolos que deberá pasar, pero esto es un gran paso para este deporte.

“Inicié con este sueño y trato de recordar cómo lo hice. Fueron dos cosas que marcaron el verme en unos Olímpicos, la primera fue cuando vi cómo México ganaba caminata, y la otra fue mi mamá, recuerdo cuando platicaba con ella y ahí nació la idea de lo que quería hacer. Tuve unos padres que me enseñaron a nunca rendirme”, mencionó Roque.

De ser elegido para el programa, el sambo podría incluirse en los Juegos Olímpicos de París en 2024. Hecho que llena de ilusión a los atletas que crecieron con a esta disciplina.

“El Comité Olímpico ya volteó a ver al sambo, con lo que crece una posibilidad como atleta y profesionista, porque no descarto ser entrenadora olímpica”, mencionó Andrea Guillén. La sambista consiguió el quinto lugar en el pasado mundial celebrado en Rumania, está ranqueada en el octavo lugar internacional, y estuvo nominada al Premio Estatal del Deporte 2018, es licenciada en sicología por la UAQ, y actualmente trabaja dando capacitación mental y física a los guardias de seguridad de su alma mater.

Su compañero, Juan Manuel Salinas, quien quedó en el lugar 18 del ranking internacional, también es egresado de la UAQ, donde junto con Andrea capacita en defensa personal a los guardias de esta institución, a sus 28 años ve el sueño olímpico aún como atleta.

“Yo me sigo viendo como atleta, la verdad me gustaría mucho y creo que tengo que trabajar más. Espero llegar a los Olímpicos en París si es que el sambo llega a entrar en el programa”, dijo el tetracampeón nacional y campeón panamericano.

Nuevas generaciones

Este deporte sigue proyectándose para llegar a más personas, gracias a la UAQ, el equipo representativo del estado, y a nivel nacional continúa creciendo. Por ahora dos jóvenes promesas han destacado. Por un lado, Nicohl Gómez Herrera, quien es subcampeona nacional de mayores, y consiguió el octavo lugar en su primer campeonato mundial de la especialidad en la categoría juvenil. Nicohl llegó al sambo por cuestiones de salud y jamás imaginó que se enamoraría de este deporte.

“Yo tenía problemas de triglicéridos altos, mi familia tiene historial de hipertensión y diabetes, entonces me dijeron que tenía que hacer un deporte, además de que curricularmente tenía que tomar uno. Yo nunca había hecho deporte y entré a acondicionamiento físico, ahí el profesor Roque me invitó a sambo, me enamoré y me quedé en este deporte”, afirmó la atleta.

Por otro lado, Gilberto Cardoso, consiguió el primer lugar en el campeonato panamericano en 2018 y quedó en el lugar 12 del ranking mundial, siendo novato en ambas competencias.

Nicohl, con 19 años, por lo que es la más pequeña de edad, es la que mejor se perfila para ser una posible atleta olímpica en esta disciplina.

“Ya me estoy viendo ahí, sé que para participar en unos Juegos Olímpicos se debe tener mucha disciplina y preparación, se tienen que hacer sacrificios, y estoy dispuesta a hacerlo, si es que se da la oportunidad de verdad quiero estar ahí”, sentenció.

El sambo ha crecido en el estado, salió de la UAQ para hospedarse en diferentes clubes deportivos a lo largo de la entidad, fue gracias a los logros de estos jóvenes que el gobierno los volteó a ver para apoyarlos, ahora los alumnos se están transformando en entrenadores; además, con la llegada de las nuevas generaciones, este arte marcial se perfila para ser un fuerte candidato a convertirse en un deporte olímpico.

arq

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