Salud, dinero y amor. Esta frase sintetiza los deseos que van implícitos en los variados rituales de fin de año que la gente utiliza y que van desde el uso de ropa interior de diferentes colores y la ingesta de las tradicionales 12 uvas, hasta la compra de amuletos, plantas o duendes.

El propósito principal es atraer cosas buenas para el año que está por comenzar, y aunque no siempre se cumpla, la esperanza persiste año con año.

Sin embargo, la petición no está completa si al deseo no se le agrega la ‘abundancia’, y justo para obtener este ideal es que existen diferentes objetos que, a decir de quienes los venden, tienen el poder que cada persona les otorgue; es decir, depende de la fe.

Otro de los deseos, no menos importante, es la posibilidad de viajar y tener nuevas experiencias, también hay deseos de eliminar ‘todo lo malo’ al barrer la casa y la colocación de manzanas, cuarzos o semillas para poder atraer todo lo mejor que traiga el año nuevo.

Rituales

Gabriela tiene 30 años y desde hace 20, más o menos, cada año nuevo acostumbra salir a caminar por las calles de su colonia como un ritual para que haya viajes durante los siguientes 12 meses. Aunque este no es el único protocolo que sigue, pues justo a las 12 de la noche y conforme suenan las 12 campanadas, todos los que llegan a celebrar el año nuevo comen las 12 uvas correspondientes a cada mes. La tradición dicta que cada uva significa un deseo que se pide para el siguiente año.

Después de comer las uvas, se hace un brindis entre los invitados que, comúnmente, son su familia y unos vecinos con quienes tienen amistad desde hace varios años. Al término del brindis comienza la caminata de aproximadamente 20 minutos; algunos llevan bolsas o mochilas, pero Gabriela menciona que ella sólo camina.

“Desde que me acuerdo hacemos eso de caminar, la verdad no recuerdo de dónde surgió, pero ya es una tradición. La creencia es que mientras más lejos camines, más lejos vas a viajar en el año entrante; entonces nosotros le damos una vuelta por las calles de la colonia, regresamos y ya. En mi caso yo sólo camino y los vecinos luego llevan algunas bolsitas”, relata.

En el recuerdo, menciona, el ritual ha funcionado sólo una vez durante los últimos 20 años, pues hubo un año en el que la familia tuvo viajes a diferentes partes de la región y del país, tanto colectiva como individualmente, y aunque sólo se tenga esa memoria de un resultado contundente, el protocolo se realiza anualmente de la misma manera. La esperanza no se acaba.

Dinero y amor

Caminar por la calle Hidalgo, en el centro de San Juan del Río es caminar por la calle con mayor actividad comercial; todo el año la oferta de productos es variada, pero justo la última semana del año hay locales que exhiben ropa interior en colores amarillo y rojo, mientras que en cada exhibidor se muestran cartulinas con el precio de oferta, que representa una módica cantidad en relación al gran beneficio que se puede obtener.

De acuerdo con los comerciantes, el ritual de la ropa interior es muy sencillo: si se quiere conseguir a la pareja ideal se debe comprar la ropa de color rojo, mientras que la ropa amarilla es para quienes quieren ganar dinero en el año por comenzar. El tipo de ropa es muy variado, aunque principalmente se ofrecen prendas para las mujeres, al ser las que más creen en estos rituales, a decir de los vendedores.

Hay quienes solamente compran calzones —de cualquier tipo— y hay quienes adquieren brassieres, playeras y corpiños. La idea es que mientras más color se tenga, mejores resultados se tendrán.

La ropa debe usarse en la víspera de año nuevo y hay quienes acompañan esta costumbre con algún otro elemento esotérico. Para atraer el dinero se puede conseguir una figura de un borreguito con monedas, que debe ser regalado y debe colocarse en la puerta de la vivienda.

Para el amor hay lociones, veladoras, inciensos y hasta jabones. Todos los rituales pueden combinarse, pues el elemento principal debe ser la confianza en que ocurrirá lo esperado.

Amuletos

Al entrar en una tienda esotérica, la oferta de productos es mucho mayor que en las calles comerciales. El aroma del incienso hace pensar en una atmósfera diferente, y la presencia de figuras, amuletos, piedras y objetos de diferentes orígenes prometen obtener los mejores resultados.

Lo que más llama la atención son charolas en las que se colocaron cuatro manzanas de plástico cubiertas con diamantina dorada, con la que se busca emular el oro. En el centro del conjunto de frutas hay espigas de trigo. En la base de la charola hay semillas de diferentes tipos; en lo general, el amuleto promete abundancia y dinero, mientras que son principalmente los comerciantes quienes lo adquieren, pues se le pueden poner aditamentos, incluso, para evitar asaltos.

Al preguntar sobre el mejor amuleto, la dependienta de la tienda contesta que éste elige a su comprador; la respuesta no es clara, pero la mujer explica que esa es la magia de cada elemento, pues la elección dependerá de lo que uno necesite y el resultado dependerá de la confianza que uno tenga; si uno no cree, es seguro que no funcionará, pero si se tiene fe, los resultados deseados llegarán.

Los precios van desde 10 pesos para las bolsitas de semillas, incienso y las cabezas de ajo macho —para las malas vibras—, las charolas de las manzanas llegan a costar 150 pesos y también hay borregos de la abundancia, que empiezan desde los 20 pesos hasta 250 pesos, en un kit que incluye un baúl, una veladora y la figura del animalito.

Lo que también llama la atención son las botellas con semillas; esas son las principales para atraer la abundancia al hogar, es decir, que no falte la comida y el dinero para las necesidades básicas, junto con morralitos con cuarzos para la buena vibra, un dólar en estrella para el conocimiento espiritual, fortaleza y poder, además de una moneda y un lingote dorados para la fortuna. La consigna, al comprarlos, es la misma. Se debe tener fe para que se consiga lo deseado.

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