Odalis, niña de diez años, podría estar recitando un poema de Amado Nervo en el patio de su escuela. Sin embargo, hoy ha sido designada por adultos para rendir un supuesto “testimonio de sanación” frente a 60 personas reunidas en una plazoleta de la avenida Benito Juárez de San Juan del Río, Querétaro, donde celebran un acto llamado “día municipal de oración”.

“Cuando era chiquita, me la pasaba en el hospital porque nací con una enfermedad crónica degenerativa que afecta a pulmones y páncreas. Pero gracias a que mis padres me llevaron a la Iglesia Salmo 91, de La Piedad, Michoacán, el apóstol Jesús Pérez oró por mí y logró que me curara. Desde entonces, no he vuelto a pisar un hospital”, recita la pequeña, con buena dicción ante el micrófono.

La asamblea callejera del grupo religioso —provista de carteles, banderolas, toldo contra el sol, sillas y una banda de música pop— presenta otros “testimonios”; entre estos el de Rolando, joven risueño y ataviado a la moda, quien jura que, gracias a su iglesia, “me curé del Sida y me aparté de una banda de secuestradores, ladrones y extorsionadores a la que pertenecía”.

La sucursal sanjuanense de este organismo que muestra en sus redes sociales contar con una docena de templos en la región Bajío y Occidente del país, se ubica en los altos de un viejo centro comercial de la avenida Valentín Gómez Farías, donde comparte espacio con un taller mecánico, una estética y un podólogo, entre otros negocios.

De acuerdo con su red de Facebook, el grupo tiene su sede en Zamora, Michoacán, y habría nacido en 2001; pero la información no pudo corroborarse, porque la iglesia no tiene un sitio de internet ni difunde por ningún medio los datos de sus oficinas, el directorio de su representación legal, sus estatutos o algún apunte sobre su misión.

Fe en venta, el negocio de las iglesias que despunta en el estado
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Toca a municipios verificar: Segob

Una búsqueda de EL UNIVERSAL Querétaro entre las 8,909 asociaciones religiosas registradas en el país ante la Secretaría de Gobernación (Segob), mostró que Salmo 91 es documentalmente inexistente, como tampoco se localizó a ningún ministro de culto que actúe para la referida iglesia, entre 83 mil 321 registros.

Sin embargo, en respuesta a una solicitud de información girada por este diario, la dependencia descartó que pueda ejercer algún tipo de verificación sobre los templos, dado que la ley del ramo no le otorga esa facultad, como tampoco exige a las agrupaciones religiosas (AR) obtener un registro, al tratarse de “una prerrogativa a la que pueden acceder”.

“Los grupos que no deseen constituirse en AR y quieran funcionar como iglesia, deben cumplir con las disposiciones locales de desarrollo urbano, uso de suelo, construcción y demás ordenamientos. En el ámbito de su competencia, corresponde a las autoridades municipales verificar la instalación y operación de templos”, puntualizó la oficina federal.

En opinión de Mauricio González, abogado de la CDMX y conocedor de trámites ante la Segob, “en México resulta más tortuoso sacar un permiso para hacer una rifa o tómbola, que fundar una iglesia y ganar bastante más dinero”.

“Con base en la libertad de culto que ofrece el estado mexicano y en la redacción de la propia Ley de AR, radica el hecho de que los grupos religiosos tengan un abanico de opciones en sus ciudades y pueblos para actuar sin que la Segob tenga vela en el entierro”, añade el especialista.

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34% de “otras iglesias”

Con o sin suficiente clientela, las llamadas “otras iglesias” se extienden por este municipio, la entidad y el país, buscando ganar audiencias. A ojos del transeúnte, los “centros de oración”, “ayuda espiritual” o locales que anuncian “jornada de milagros”, abren y cierran o se cambian de vecindario como si se tratara de restaurantes o salones de fiestas.

Las presuntas iglesias se montan en plazas comerciales o en accesorias de banqueta; en bodegas o graneros, en escuelas en desuso o en patios y predios baldíos que se acondicionan con techos de lámina o hasta de lona.

No faltan las que se ven bien construidas y hasta lujosas —generalmente adventistas o bíblicas, de origen estadounidense—, pero su cantidad es menor que el de aquellas que se ven improvisadas.

Si bien el censo 2010 del Inegi reporta que 95.3 % de la población queretana practica el catolicismo, un estimado de 589 iglesias ajenas a esa religión opera en la entidad, según pudo ver este diario a partir de un recuento llevado a cabo mediante mapas de internet, directorios telefónicos, comerciales y eclesiásticos, actas de cabildos, así como verificaciones directas.

Sumada dicha cifra a las 1,156 sedes católicas que posee la Diócesis de Querétaro (única instancia que proporcionó a este medio información de sus decanatos, parroquias, templos y capillas), la cifra estatal de iglesias ascendería a 1,745, percibiéndose que las llamadas “otras iglesias” (protestantes y evangélicas, bíblicas, adventistas, testigos de Jehová, judaicas y espiritualistas, entre muchas otras) abarcan un 34%.

En la capital queretana, el ejercicio periodístico ubicó 321 presuntas iglesias, distribuidas en Santiago de Querétaro, Corregidora y El Marqués. La cifra equivale a la mitad de las 640 sedes que oficialmente posee la Diócesis dentro de la región.

En San Juan del Río, las “otras iglesias” suman 93, según el conteo; en su mayor parte, ubicadas en zonas habitacionales, donde algunos residentes exponen quejas sobre “falta de respeto a los usos de suelo” a través de las redes sociales, entre estas la que administra el ayuntamiento.

Muchos de estos templos caseros se concretan a montar sobre sus fachadas un cartel que diga “iglesia”, mientras que otros realizan adecuaciones de herrería o albañilería para darles un toque eclesial: arcos, columnas, ventanas caprichosas, orlas y garigoleos de cuchara.

La mayor parte de las presuntas iglesias sanjuanenses se arremolinan en la llamada zona Oriente, tanto en barrios de clase media, tales como Lomas de San Juan, que en el vasto circuito popular de Granjas Banthi; al igual que en comunidades suburbanas y hasta en linderos de las carreteras, incluidos los de la autopista 57, donde se contaron nueve.

Ezequiel Montes, Tequisquiapan, Pedro Escobedo, Cadereyta y Huimilpan ocupan las siguientes cinco posiciones del conteo informal de “otros templos”, sumando 86 en su conjunto.

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“Iglesias-supermercado”

Manuel Sánchez, académico de la Universidad Autónoma de Guanajuato, pero quien trabaja en una tesis sobre la historia del Decanato de Nuestra Señora de los Remedios, que tiene su cabecera en Querétaro, habla sin rubor sobre las “iglesias-supermercado” (así las llama) y asegura que estas duplicaron su número en los últimos 20 años, de la mano del Tratado de Libre Comercio.

“Buena parte de estos son consorcios eclesiásticos que tienen apoyo abierto u oculto de Estados Unidos, desde donde los subsidian, porque puedes ver a muchos casi vacíos y no quiebran. Otros, básicamente, quizá tengan otro origen y puedan estar lavando dinero”, aventura.

Con respecto a las “Oxxo-iglesias” (“se ponen en cada esquina”), el historiador leonés denota: “también en Guanajuato estamos viendo casos de migrantes mexicanos que trabajaron en iglesias de EU, conocieron por allá el negocio de la fe, que trae técnicas de marketing, y entonces al volver a México, pusieron su iglesita. En los años recientes, esto sí es un avance, los mexicanos nos hemos vuelto más tolerantes en materia religiosa, eso también explica el hecho de que se vean tantas nuevas corrientes y la gente ya no diga nada”, explicó el académico.

“Pero yo destacaría que el problema no es tanto de creencias, sino de ver si los fines que estos grupos buscan no son de hacer mero negocio. Eso lo tendría qué ver la autoridad”.

Abanico legal para iglesias

“Sin menoscabo de la correcta libertad de culto que tenemos en México, me parece que la Ley Federal de Asociaciones Religiosas (AR) tiene un exceso de buena fe”, dice a este diario Mauricio González, maestro en derecho por la UNAM y CEO de un bufete que da asesoría a empresas y profesionistas que hacen negocios y trámites con gobiernos.

“A mi juicio, la legislación religiosa deja varios hilos sueltos, de los que pueden colgarse algunas AR para trabajar con poca o nula vigilancia”, explica Mauricio González.

“Cuando un grupo religioso no quiera o no pueda registrarse como AR, sea por falta de fieles o de la antigüedad mínima de cinco años que se le exige, tiene la opción de constituirse como Asociación Civil (AC) y con ello operar como iglesia. Nada le impide hacerlo y sólo estará en manos de los alcaldes de cada pueblo ver si cumplen o no con los requisitos de uso de suelo o de protección civil para que monten sus iglesias.

“Posteriormente, según vaya viendo el grupo religioso cómo avanza o se estanca en su captación de creyentes, al pasar cinco años tiene la opción de registrarse como AR. Y aun cuando ya tenga su registro, todavía puede mantener la existencia de su AC; inclusive, trabajar ambas de manera paralela, ser dueño de varias AC y hasta subvencionarlas a otros grupos”, añade el abogado, no sin puntualizar:

“El amplio marco legal que tienen las AR está basado en un gran supuesto: que no tienen fines de lucro. Por ello es que digo que tanto la legislación, como todo en este campo, parte de la buena fe, justo lo que da fundamento a las mismas religiones”.

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