Al cumplir 90 años de su fundación, y ser un partido que dejó el 30 de noviembre pasado la Presidencia de la República para convertirse en una fuerza política minoritaria, el ex gobernador y exsenador de Querétaro, Enrique Burgos García, subraya que el PRI no está aniquilado, pero sí reconoce que vive un “momento complejo y cuesta arriba”.

En entrevista con El UNIVERSAL Querétaro, el también exdirector nacional del DIF en el gobierno de Ernesto Zedillo, subrayó que el PRI no es propiedad de ningún grupo político, y agregó que el rechazo social hacia este partido se origina por el vínculo de sus gobiernos al tema de la corrupción, además de que también se desvinculó de los problemas de la ciudadanía.

La renovación de la dirigencia nacional del PRI, mediante un proceso electivo con sus militantes, y bajo la organización del Instituto Nacional Electoral, dijo Burgos García, será fundamental para que el tricolor tenga futuro, “si eso lo entendemos evitaremos que el partido entre en una crisis insuperable”.

Desde la oposición, dijo, el PRI debe ser respetuoso con el gobierno federal y el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero eso no debe llevar al tricolor a convertirse en un partido sumiso, por el contrario, debe ser crítico.

¿Cómo ve al Revolucionario Institucional desde la oposición?

—El partido tiene que hacer un esfuerzo sobresaliente para recuperar los espacios que lamentablemente se perdieron en los pasados procesos electorales. El PRI tiene una raíz social muy importante, y si bien es cierto que no podemos quedarnos en el pasado, sino entender el presente para poder asomarnos al futuro, también es cierto que no se puede ignorar un pasado muy relevante del PRI al cumplir 90 años.

Desde su origen buscó la pacificación del país, que salía de un proceso revolucionario, y además se tenía una Constitución, la de 1917, pero todavía existían desencuentros, debido a que había ocurrido el asesinato de Álvaro Obregón, y después el surgimiento del PRI, en su origen como PNR, con el pensamiento de Plutarco Elías Calles, pero fue un ejercicio que buscó la conciliación entre lo diverso, pues no se trataba de unificar o buscar unanimidades sino buscar unidades.

Por eso debemos entender que el PRI debe estar abierto a distintas propuestas y alternativas para encaminarse al fortalecimiento auténtico de un partido.

En la sesión del Consejo Político Nacional del PRI que se realizó la semana pasada, la presidente Claudia Ruiz pidió autorización para elegir nueva dirigencia que sea producto de una elección abierta con todos los militantes del partido; además de que se propuso que la elección sea organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), eso garantizará que no haya irregularidades o que se tenga un proceso viciado o distorsionado. Yo creo que este camino nos dará la oportunidad de advertir que se está realmente jugando el futuro del partido, pero que si somos capaces de reconocernos a nosotros mismos en nuestras diferencias y puntos de vista, y también en nuestros desencuentros, podemos retomar el camino, así se hizo en los orígenes y quizá en tiempos también verdaderamente complicados.

Si verdaderamente asumimos esta nueva etapa diría que en el PRI hay mujeres y hombres jóvenes con actitud, carácter y talento para poder conducir a un partido con posibilidad real, no únicamente como expectativa, de recuperar espacios tanto en el Congreso de la Unión como en gubernaturas, y en su momento preparado y auténticamente a fondo para buscar la recuperación de la Presidencia de la República. Esto no puede realizarse como un acto voluntarista, sino que debe de penetrar con la sociedad; el partido debe hacer suyos los problemas de la sociedad para que por la vía legislativa y ejecutiva, presidentes municipales y gobernadores puedan traducirlas en respuestas, en temas como empleo, oportunidades de estudio en las universidades, el asunto de la seguridad pública, el combate a la corrupción. Son problemas muy sentidos para la sociedad, por lo que el PRI debe asumir soluciones.

¿Cree que es la peor crisis en la historia del PRI?

—Es una etapa difícil. No sé si sea la peor, aunque hemos tenido épocas difíciles y muy complicadas, pero de que es una etapa muy difícil y complicada sí lo es, debido a que las condiciones económicas del propio partido obligan a tener un cuidado extremo en los recursos, hay que apoyar a los estados en donde vendrán campañas para congresos locales y presidencias municipales. Se vive una etapa muy compleja, pero también reconozco que si se trabaja y se cuidan los recursos, se hacen compromisos con la sociedad, se transparentan las acciones y se da la oportunidad de que haya una verdadera democracia al interior del partido, podremos afirmar que sí hay oportunidad y, que quienes militamos ahí, cualquiera que sea el rango, nos debe de quedar claro que el partido no tiene dueño ni dueños, y tampoco hay grupos que tengan derecho para posicionarse en el PRI. El PRI es de los priístas y la dirección del partido debe de recaer con una gran identidad de los problemas de la sociedad para poder generar soluciones, y por otro lado tener una idea muy clara de que son tiempos en los que nos obliga a trabajar en un momento en donde estamos cuesta arriba, debido a que en la elección pasada se nos marcó un fuerte rechazado de la sociedad, quien no estaba contenta con el PRI.

¿Qué se hizo mal para tener este rechazo tan fuerte del electorado?

—Yo creo que se señalaron en distintos ámbitos temas de corrupción, y eso hay que decirlo con toda franqueza, además de que no establecimos un vínculo suficiente con la sociedad, creímos que el poder se daba por sí sólo, y olvidamos como partido político de donde veníamos. Yo creo que el poder debe de tener contacto diario con la sociedad, a través de sus distintos niveles, esto es como un médico que debe de tomarle diario el pulso al paciente, de tal forma que el PRI tenía que ser como una especie de médico a la sociedad, para ver cómo estaba su pulso, el corazón, respiración, para saber dónde estaban las fallas para procurarlas. Eso es lo que hay que hacer ahora, recuperar ese tipo de espacios.

Lo que sí debo decir es que el PRI no está aniquilado, pasa por un momento complejo sí, cuesta arriba sí, pero aniquilado de ninguna manera, debido a que tiene los soportes, la gente y las vías, entre ellas democracia, compromiso con la sociedad, capacidad de respuesta y pulcritud en el ejercicio de las tareas públicas. Esos elementos son nitidez, transparencia y limpieza.

¿Si se cometen errores en la organización de la elección interna puede desaparecer el PRI?

—Se puede prever que eso no ocurra, aunque es una hipótesis muy válida. Lo que tenemos que hacer es que eso no ocurra, por eso debemos entender que el partido no tiene dueños. Ningún expresidente, exgobernador, gobernador o grupo político debe sentirse dueño del partido. Además la elección interna la debe de manejar una institución como el INE, para que se no den casos de que se inclinó la balanza a uno de los candidatos. Si eso lo entendemos evitaremos que el partido entre en una crisis insuperable, estamos en oportunidad, hay camino para hacerlo. El partido es de todos y los nuevos dirigentes del PRI deberán ser quienes resulten del proceso de elección directa, una elección de los propios priístas mediante un voto claro y transparente, que lo conduzca una autoridad, un órgano del poder público como es el INE.

¿Cómo califica el papel que ha jugado el PRI como oposición frente al nuevo gobierno?

—Tendrá que ser respetuoso de la autoridad. El gobierno del presidente López Obrador surgió de una elección, y eso obliga a respetarlo como autoridad, a no descalificarlo, pero eso no impide que el PRI esté atento a la evolución del presidente López Obrador, no le impide que haga los señalamientos que tiene que hacer. Los priístas en las cámaras de Senadores y Diputados, y también en los congreso locales, deben de hacer valer esa circunstancia. No se trata de cuestionar el arribo del presidente López Obrador, llegó en una elección legítima, tiene el respeto como presidente de la República, tiene el respeto de la persona investida como una autoridad, pero eso no significa que el PRI se tenga que doblegar, sino que con argumentos, propuestas, tesis, debe ser un crítico permanente y un partido luchador permanente. Formular la crítica del gobierno no es faltarle al respeto al presidente. Formular la crítica del gobierno es tener una idea precisa y clara de una convicción de un partido político.

En Querétaro se ve un PRI olvidado. ¿De qué tamaño es la crisis que vive el PRI estatal?

Es algo que se ha venido en cascada. No quiero entrar en calificar ni descalificar al partido en Querétaro, pero creo que tendrá que ser después de que se desahogue el proceso interno nacional, que con esquema fortalecido y apuntalado, tendrán que venirse para todos los estados un proceso de revisión e integración. No debemos dañarnos más con descalificaciones, tomemos el camino correcto, y el camino correcto es la voluntad de los electores del PRI, junto con el camino de tomar compromisos con la sociedad, y eso aplicará en Querétaro y en todos los estados. El PRI tiene oportunidad de recuperación.

¿En Querétaro qué dejó de hacer el PRI que lo llevó a convertirse en la tercera fuerza política?

—Es algo muy similar a lo que sucedió en el contexto nacional, debemos darle mayor presencia al PRI local, espacio a los sectores, debemos recoger de manera muy nítida las demandas de los electores locales, y en su momento, no antes ni después, sino por la vía adecuada, lo que se está haciendo en el contexto local.

Google News

TEMAS RELACIONADOS